La Guardia Civil de Sevilla ha puesto en marcha el establecimiento de dispositivos, en la demarcación territorial, para hacer frente a las prácticas de caza furtiva, especialmente de las especies protegidas y de caza mayor.

La caza es una actividad regulada y su ejercicio, desde el punto de vista social, debe responder a un modelo de gestión sostenible en consonancia con la protección del medio ambiente y la conservación de las especies. Para ello, resulta fundamental garantizar el cumplimiento de las leyes y disposiciones que la regulan y perseguir las actividades ilícitas que se cometen con ocasión del incumplimiento de las mismas.

En este sentido, el la caza furtiva se configura como un problema de primer orden por los múltiples efectos negativos que genera. Estos van desde importantes pérdidas económicas para los propietarios de los derechos cinegéticos, hasta desequilibrios en los ecosistemas en el caso de acciones masivas e indiscriminadas de especies cinegéticas cuyo papel resulta muy importante para el resto de las especies, o cuando las mismas van directamente dirigidas hacia especímenes que gozan de una especial protección por encontrarse su supervivencia amenazada o en situación crítica.

Distintas formas de abordaje

Por otra parte, el furtivismo no puede abordarse de una misma forma en todos los casos, ya que es un fenómeno que no responde a un único patrón de comportamiento, existiendo distintos tipos en función de la finalidad que se persigue, el nivel de preparación o profesionalidad, la existencia o no de organización en la planificación y ejecución de las acciones, etc.

Además, el furtivismo es también objeto de las organizaciones y grupos criminales, ya que en muchos casos, dichas actividades ilícitas les reportan grandes beneficios económicos, bien sea mediante la oferta y gestión de la propia acción cinegética prohibida, garantizando abatir o capturar especímenes especialmente atractivos por sus características físicas o rareza, por los que pueden llegar a pagarse importantes cantidades de dinero, o bien a través del comercio ilegal de dichos especímenes, sus partes o subproductos en el mercado negro (tráfico de especies).

Objetivo del dispositivo

Con la puesta en marcha del dispositivo, el objetivo de  la Guardia Civil es evitar las actividades de furtivismo, especialmente en las zonas de especial incidencia detectadas, así como la detección de las personas que pretendan acceder a las mismas para llevar a cabo dichas prácticas ilegales, procediendo en su caso, a la intervención de los medios empleados y de las piezas y trofeos cobrados, así como a instruir las diligencias o denuncias oportunas.

Para todos estos cometidos, se ha procedido a implicar a los más de 1700 agentes de las distintas unidades de la Comandancia, como son los Equipos Roca, Puestos de Seguridad Ciudadana, Servicio de Protección de la Naturaleza, Subsector de Tráfico, Unidad Orgánica de Policía Judicial y Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC).