El Hospital Universitario de Valme ha recibido su primera donación de órganos en asistolia de un paciente diagnosticado de ELA. Una decisión del propio donante como último acto de generosidad en la fase final de su enfermedad. De esta forma, ha determinado que su vida termine de la forma más solidaria posible dando vida a otros enfermos.

Concretamente, este hospital sevillano, ha podido acogerse a esta donación a través de su programa en asistolia implantado en 2018. Una modalidad también conocida como donación a corazón parado. Esta supone una mayor complejidad logística y organizativa que la donación más extendida (en muerte encefálica). Sin embargo., constituye una importante alternativa para reforzar la cobertura de las necesidades de la población en espera de trasplante.

El programa de donación en asistolia recoge entre los requisitos más importantes de donación de paciente con ELA: ser menor de 70 años y no haber padecido cáncer ni enfermedades transmisibles. También excluye a los pacientes con ELA de origen genético, según explica el coordinador de Trasplantes del Hospital Universitario de Valme de Sevilla, Antonio Campanario. Además, es necesario que el fallecimiento se produzca en el hospital en condiciones controladas. De esta forma se podrá proceder a la extracción y correcta conservación de los órganos.

La ELA presenta una media de supervivencia de tres a cinco años. Aunque produce la paralización de la musculatura, mantienen intacta su capacidad cognitiva. Por ello, muchos pacientes programan su final, optando algunos de ellos por donar sus órganos. Si es así, los sanitarios les explican qué tienen que hacer para donar, la necesidad de fallecer en el hospital y su traslado a una Unidad de Cuidados Intensivos.

Una muerte que ha mejorado la esperanza de vida de tres pacientes

En este caso, la donación de órganos del paciente con ELA ha conseguido mejorar la esperanza de vida de tres personas a través de la recepción de los dos riñones y el hígado. Para ello, el Hospital Universitario de Valme activó un amplio dispositivo con la intervención de diversas especialidades médicas y enfermería de este centro. Además, se les sumaron varios equipos quirúrgicos para la extracción de órganos de los hospitales receptores en colaboración con el Hospital Virgen del Rocío. Al respecto, el intensivista Antonio Campanario transmite la satisfacción por la viabilidad de los órganos extraídos.

La donación llevada a cabo mediante perfusión regional normotérmica ha estado controlada con ECMO. La técnica empleada consiste en establecer una circulación extracorpórea tras la canulación de arteria y venas femorales, protegiendo así los órganos que van a ser donados. El dispositivo hace posible que, tras el fallecimiento del donante, la sangre se oxigene y llegue a una temperatura adecuada permitiendo la preservación de los órganos a trasplantar.