El Prado se niega a devolver el lienzo a Sevilla
El Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, considera «de absoluta justicia» la recuperación de La Inmaculada para Sevilla, ha manifestado en respuesta a una carta del PA. El lienzo se encuentra en el Museo del Prado en Madrid.
Asenjo reconoce la dificultad que entraña el retorno del lienzo de La Inmaculada de Bartolomé Esteban Murillo para la ciudad, pero ha manifestado su disposición a mediar en favor de ese objetivo, y al igual que hicieron instituciones públicas como la Diputación de Sevilla que solicitó por unanimidad del Pleno la devolución del lienzo.
En respuesta a una carta enviada por el secretario provincial del PA de Sevilla, Manuel Visglerio y la secretaria local, Lola Dávila, el arzobispo ha agradecido que lo “hayan tenido en consideración”. El texto remitido desde el Arzobispado de Sevilla añade que el asunto es “de absoluta justicia” y reconoce la dificultad de lograr la vuelta del lienzo. «A pesar de todo pueden contar conmigo en las gestiones que ustedes estimen conveniente en orden a la recuperación de esta obra […] pese a ser una empresa difícil por no decir imposible”, ha comunicado el arzobispo.
Esta nueva respuesta se produce después de que desde el Partido Andalucista se decidiese continuar con la petición de traslado de la obra de Murillo a Sevilla con carácter permanente, tras la negativa recibida por los patronos andaluces del Museo del Prado que rechazaron la petición sin esgrimir argumento alguno, explica el PA en un comunicado. Desde instancias académicas y colectivos sociales como ‘Velázquez por Sevilla’ o ‘Sevilla se mueve’ se manifestaron para reclamar la permanencia de la obra de Murillo en el lugar para la que fue concebida.
La obra fue expoliada en 1813 por las tropas napoleónicas residentes en la Sevilla lideradas por el mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia. Con la huída de las tropas, numerosas obras de arte fueron llevadas de la capital hispalense a Francia. Gracias a un acuerdo entre los gobiernos de Franco y Vichí, en la Francia ocupada por los nazis, fue intercambiada por dos lienzos repetidos de Velázquez, y la pintura, en lugar de regresar a Sevilla, se quedó dentro del catálogo del Museo del Prado de Madrid.