Fotógrafo: Juan Luis Morilla

Con mascarillas, distancias de seguridad y todas las medidas dictadas por las autoridades sanitarias, los contratiempos provocados por el COVID-19 han sido solventados con cintura, síncopas y mucho swing para poder celebrar, un año más, la fiesta de la música Swing en Sevilla.

Durante los días 8, 9 y 11 de abril, conciertos en el Teatro Alameda de grupos internacionales como el berlinés The Jungle Jazz Band, o de propuestas nacionales como las de Mastretta, han conseguido colgar el cartel de “entradas agotadas”, todo un éxito en estos tiempos aún extraños.

Foto de Juan Luis Morilla

Ivan Pivotti, uno de los principales organizadores del festival, explica que se trata de una gran apuesta por mantener el pulso del Swing en Sevilla vivo, ya que, por reducido que sea aún este estilo en la ciudad, ya se ha consolidado y “estamos a punto de cumplir una década”.

Foto: Juan Luis Morilla

Además, sostiene Pivotti, una de las razones de ser de dicha efeméride siempre ha sido la de apoyar a músicos locales que cada día demuestran que esta tendencia ha venido para quedarse en Andalucía y en Sevilla. En esta edición, por ejemplo, es el caso de Swingtête, trío de Early Jazz, que recupera viejas canciones del repertorio tradicional americano de los inicios de este género y las interpreta desde su particular óptica y reducido formato, procurando no perder nunca la esencia y belleza de los matices musicales con que aquellas piezas fueron creadas.

El movimiento irresistible

Hablar de Swing implica irremediablemente hablar de movimiento porque, en cuanto el ritmo empieza a sonar, los pies se van casi sin pensarlo. Si a eso, además, se le suma las ganas acumuladas de bailar en sociedad, la combinación perfecta para una acogida sin precedentes.

Los bailarines de Lindy Hope Livio Totteri y Morena Petrolati

El otro gran pilar del Sevilla Swing Festival son las clases de baile, tanto de Lindy Hop, danza vinculada al Swing por excelencia, y al Claqué, una disciplina más minoritaria que también comparte raíces con los inicios del Jazz y del Swing.

La escuela Sevilla Swing Dance, encabezada por el bailarín Samuel Rigal, es la encargada de aportar el toque social a este encuentro y este año ha traído a dos profesionales italianos como profesores al evento: Livio Totteri y Morena Petrolati.

Foto: Juan Luis Morilla

Las clases se han impartido en el CICUS de la Universidad de Sevilla y, aunque la afluencia de público ha sido muy local, debido a las restricciones de movilidad, la respuesta del púbico sevillano “ha sido fantástica, todos necesitamos volver a la normalidad”, indica Pivotti.

Además, también se ha dedicado un pequeño hueco para el Claqué, especialidad impartida por Pedro Silva de la Escuela DaMTe, quien este domingo por la mañana ha mostrado en una clase abierta para todos los públicos las bases de esta danza percutida.

Adaptación a las circunstancias

Aforos limitados en teatro, en clases y en exhibiciones al aire libre. Efectivamente, no ha sido un festival al uso, como en años precedentes porque el número de asistentes al Teatro Alameda se ha reducido en un 60%, la audiencia durante los conciertos no ha podido bailar (a pesar de las ganas contenidas) y el Pic Nic habitual que se festeja en la localidad de Gines, por recomendaciones sanitarias, ha sido cancelado debido al aumento de contagios por Coronavirus en la zona.

Pivotti hace hincapié en que el tesón y el empeño por mantener “la tensión del público del festival” ha podido con todo gracias al equipo completo que respalda la organización del acontecimiento: agencia de management Marmaduke, la escuela Sevilla Swing Dance, la asociación Crazy People, ¡el grupo musical O Sister!, o las diseñadoras de moda vintage Lavique y Marilene, entre otros componentes, han compuesto una red muy potente para defender y asentar este estilo en Sevilla

Foto: Juan Luis Morilla

Además, hasta ahora, gracias a la financiación del proyecto europeo Swinging Europe, las cuentas han salido. En la 9ª edición, Ivan Pivotti reconoce que el trabajo ha sido mayor para solventar toda la casuística del contexto pandémico y los ingresos menores por las reducciones de aforo, por lo que los costes, han aumentado sensiblemente teniendo en cuenta, por ejemplo, que los vuelos y las pruebas PCR encarecen todos los traslados. “Pero ha merecido claramente la pena y, a partir del año próximo, esperemos que más instituciones se comprometan con nuestro festival para que siga teniendo vida y cabida en Sevilla”, concluye.

Los orígenes

La primavera del año 2013 trajo el nacimiento del primer festival de swing de Sevilla, Sevilla Swing!, con la idea de aunar la música en directo con el baile, reviviendo una época en la que estas dos modalidades artísticas iban de la mano en un movimiento común que llenaba los clubes y salones de baile allá por los años 20, 30 y 40 del pasado siglo. Desde entonces, profesionales y aficionados de los dos polos de esta cultura Swing de Sevilla luchan con ahínco, mezclando pentagrama y pasos, por que esta tendencia permanezca en Sevilla en el circuito internacional del movimiento Swing a nivel plantario.

Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...