Obras de renovación de la Plaza de la Magdalena.

La Red Sevilla por el clima rechaza el uso de una solución constructiva para la plaza basada en materiales acumuladores de calor, como el granito, «ampliamente demostrado que supera los 64 grados expuesto al sol».

La Red Sevilla por el Clima ha aplicado criterios de bioclimatismo urbano incluidos en su proyecto de Sello Climático para evaluar la controvertida remodelación de la plaza de la Magdalena. Una actuación, sobre uno de los espacios emblemáticos de la ciudad, que supone otra oportunidad perdida para hacer del espacio público, un lugar habitable y confortable, a la vez que se conserva una configuración que le ha valido su catalogación como Espacio Público Protegido. «No exenta de controversia», esta actuación y su diseño pasa por estar vinculada a la construcción de un hotel de lujo, «donde nuevamente se anteponen los intereses privados al interés general de la ciudad (recordemos que la participación ciudadana ha brillado por su ausencia en esta actuación)», denuncian.

Recreación del anteproyecto de la Plaza de la Magdalena.

Muchas voces han alertado en las últimas semanas de la pérdida de una plaza romántica en favor de un erial granítico, en esta desactualizada tendencia municipal, de crear un paisaje urbano homogéneo con la única vocación de canalizar el tránsito de peatones y en contra de las tendencias internacionales más recientes y sostenibles, sensibles además con el paisaje urbano.

La evaluación preliminar del proyecto de remodelación de la plaza bajo los principios de bioclimatismo urbano, arroja unas conclusiones que no deben dejar a nadie indiferente, en una ciudad donde se vive una emergencia climática cada verano.

En primer lugar, «es importante aclarar que los criterios evaluados, no son determinantes por si solos, sino que es su combinación, la que arroja un veredicto sobre el espacio evaluado». En el análisis concreto de la remodelación de la Plaza de la Magdalena, se ha analizado en primer lugar, el sombreado. A este respecto, se observa que tan solo un 25-50% del espacio peatonal está sombreado. Particularmente, parece preocupante las condiciones de sombra que finalmente vayan a establecerse sobre la fachada del propio hotel, y en general para todo ese frente este de la plaza, con las repercusiones en el sobrecalentamiento de los materiales vítreos y pétreos (se caracterizan por su escaso poder de reflexión lo que significa que son extraordinarios acumuladores de calor) que revisten la mayor parte de esta superficie.

En cuanto a la vegetación, el proyecto de reurbanización elimina las masas vegetales de baja altura o setos existentes actualmente en el entorno de la fuente que influyen positivamente como amortiguadores del sobrecalentamiento de las superficies pétreas y soladas con hormigón de los suelos existentes en la plaza. Además, al situarse alrededor del surtidor de agua, acotan un espacio central menos expuesto al calor irradiado de las superficies soleadas.

El segundo criterio utilizado en la evaluación es el porcentaje de espacio peatonal cubierto con masa vegetal que aporta, no solo los beneficios obvios de la sombra, sino una disminución considerable del calor ambiente por la evapotranspiración del arbolado. «Esperamos que al menos la actuación sirva para mejorar las condiciones tan desfavorables que actualmente presenta esta plaza, y se tenga como referencia la vecina plaza de paso a calle San Eloy». Sin embargo, la eliminación de los setos y el traslado de cuatro magnolios, que son emblemáticos en este espacio, se advierten con cierto escepticismo.

El tercer criterio que se ha tenido en cuenta es el comportamiento del espacio público en relación con el agua. En este sentido, al repavimentar el total de la superficie de la plaza con una misma solución constructiva, se está llevando a cabo una supresión también de buena parte de las pavimentaciones a base de empedrados encintados con la tradicional losa de tarifa que desde hace años estaban allí.

Al margen del «desprecio por el valor patrimonial de estas solerías históricas», la actuación sustituirá una subbase de arena y zahorra compactada sobre la que actualmente estas losas están colocadas por otra más rica en cemento, si no directamente hormigonada para permitir el paso puntual de vehículos rodados sobre ella. Vemos con preocupación las nuevas condiciones de absorción de agua que finalmente vayan a establecerse sobre el suelo de la plaza, a pesar de las soluciones drenantes con césped (poco apropiado para estas latitudes) que vienen a sustituir a los parterres actuales.

El cuarto criterio, se relaciona con los materiales a utilizar en la nueva pavimentación, tratándose de losas de granito de formato rectangular. El abuso de esta solución constructiva extendida a todo el suelo de la plaza, puede tener una clara incidencia en la temperatura media de la misma, ya que se trata de un material que le cuesta mucho disipar el calor que recibe durante las horas de soleamiento, llegando a conservarse calientes incluso varias horas después de la puesta del sol. Es esta una condición que los ciudadanos de Sevilla podemos apreciar las tardes de verano cuando paseamos por la Avenida de la Constitución, donde después de la puesta de sol, el suelo sigue irradiando calor.

De forma adicional, «se considera negativo el abuso de soluciones constructivas que no incorporen cuestiones como la reutilización y reciclado de materiales» existentes en la remodelación, la utilización de proveedores locales y el uso de técnicas constructivas tradicionales y sostenibles.

Por último, al margen de cuestiones climáticas, pero con una clara relación, se ha evaluado la Calidad del Espacio de la Plaza, valorándose su versatilidad como espacio de uso público de múltiples beneficios. En este sentido, «hay que destacar que la peatonalización de un espacio urbano no debe ser entendida solo como un cambio positivo de movilidad, sino como una inflexión en su calidad y sostenibilidad», y por ello la homogeneización de la espacialidad, reduce las posibilidades de otros usos. Sin embargo, la homogeneización espacial  y en el uso de los materiales, «reduce drásticamente las posibilidades de otros y diversos usos».

«En el caso que nos ocupa, el espacio pierde su carácter de estancia y se transforma en un lugar de paso». La eliminación de los setos indicada anteriormente no solo influye en el carácter de la vegetación, sino que, también sustrae esa posibilidad de conferir cualidades y carácter de estancia. La eliminación de entornos de “salón”, imposibilita también la creación de espacios de intimidad, que no se consiguen sólo con la ubicación de bancos. «Las plazas, respecto a los paseos debieran tener esa consideración de salón, y no de lugares meramente transitables como cualquier calle de la ciudad», concluyen.