José Luis Gómez Skarmeta

Durante sus 29 años de experiencia investigadora ha publicado 117 artículos de investigación, estando a la vanguardia de los campos de Biología del Desarrollo y Evolución, Genómica Funcional y Epigenómica.

José Luis Gómez-Skarmeta, doctor científico perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha fallecido de cáncer tras meses luchando contra la enfermedad. Ha desarrollado su trabajo en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), un centro mixto del CSIC y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Sevilla, en el Grupo de Regulación Génica y Morfogénesis. En concreto, se ocupaba de emprender estudios de genómica funcional para comprender el desarrollo, la evolución y las enfermedades genéticas humanas. De 53 años, nacido en Santiago de Chile y afincado en Sevilla, ha colaborado con investigadores de todo el mundo para lograr descifrar el lenguaje de las células. Acérrimo defensor del intercambio de ideas y un apasionado de su trabajo, recibió en 2018 el prestigioso Premio Carmen y Severo Ochoa de Investigación en Biología Molecular por su trayectoria científica. Desde Europa le han concedido recientemente dos millones de euros para que profundice en sus avances sobre genética y fue sido nombrado miembro de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO)

El investigador sevillano formó parte de un equipo internacional de científicos liderado por investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CSIC–Universidad Pablo de Olavide), que descubrieron que una regulación de los genes más compleja y especializada fue clave para el origen de los vertebrados.

Además, era Director científico de la Unidad María de Maeztu del CABD y logró una beca del European Research Center (ERC) a la excelencia investigadora. Con casi treinta años de experiencia investigadora, Gómez-Skarmeta ha publicado 117 artículos de investigación, estando a la vanguardia de los campos de Biología del Desarrollo y Evolución, Genómica Funcional y Epigenómica. Con esta trayectoria de excelencia, las reacciones en el ámbito de la investigación no se han hecho esperar. El director de su instituto, el investigador Plácido Navas, se ha dirigido a todos los compañeros del centro describiéndolo como “un buen hombre, íntegro y de máxima fiabilidad, que iba dejando amigos por dónde pasaba, sin olvidar su su excelencia científica y profesional”.

El investigador Lluis Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) lo consideraba “entusiasmado con la buena ciencia, vehemente en todo, sagaz, visionario, innovador, valiente, con un empuje extraordinario” y añade “Se nos va un estupendo investigador, un excelente colaborador, un querido amigo”. Hace apenas dos meses, en una entrevista para la Newsletter del CSIC, El Doctor Gómez-Skarmeta respondió a la pregunta “¿En la ciencia hay que arriesgarse? ¿Usted lo ha hecho?” con un “Siempre. Sin riesgo no hay diversión y además cuando te arriesgas en ciencia multiplicas la posibilidad de descubrir cosas interesantes. Uno de los riesgos más grandes que hemos tomado, mi mujer y yo, ha sido venirnos a Sevilla desde Madrid, donde acababa de conseguir una plaza en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO). Aquí participé en la fase de creación del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, donde continúo trabajando”. A ello añadió: “Me gusta mi trabajo, me ilusiona y disfruto con lo que hago. Siempre me ha gustado volver los lunes al laboratorio. Es el único fin que tiene para mí la ciencia, disfrutar descubriendo. Y, si es posible, además, que mi trabajo tenga también alguna utilidad y repercusión científica relevante para la sociedad”