Dejar de formar parte del listado de sitios Patrimonio de la Humanidad según la Unesco supondría perder el apoyo del resto de países miembros a la hora de la protección y conservación de dichos lugares. Omán y Dresde ya perdieron su catalogación debido al impacto del hombre sobre la Naturaleza.

Desde el 16 de noviembre de 1972, la UNESCO realiza una campaña que consiste en catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural excepcional para la herencia común de la humanidad. Es la llamada lista de “Patrimonio de la Humanidad”.

El origen de este programa se encuentra en Egipto. En 1959, el gobierno de dicho país decide construir la presa de Asuán, lo que conllevaba un  peligro para los terrenos donde se encontraba el templo de Abu-Simbel.

Entonces, la UNESCO, con la ayuda de 50 países que entre todos donaron un presupuesto de casi 80 millones de dólares, movió de lugar el templo pieza a pieza, salvándolo de la inundación. Viendo que estos trabajos fueron un éxito, se desarrollaron nuevas campañas de protección hasta que se le otorgó oficialidad en Paris, en la convención número 17 del organismo en la fecha inicial.

Por el momento, 188 países han ratificado la convención. Con esa firma, las naciones se comprometen a que cualquier paisaje, monumento o ciudad incluido en la lista empiezan a formar parte de su preocupación a la hora de protegerlo y conservarlo, independientemente al país de origen.

Si Sevilla perdiera esa catalogación, significaría que no contaría con el apoyo de la UNESCO y del resto de países. Incluso en el aspecto económico, ya que bajo ciertas condiciones, los sitios mencionados  en la lista pueden obtener financiación para su conservación del Fondo para la conservación del Patrimonio de la Humanidad.

Patrimonio en peligro

Cuando un lugar está amenazado, la UNESCO pasa incluirlo en la lista de Patrimonio en peligro, que obliga al Comité del Patrimonio de la Humanidad (formado por 21 países) a desarrollar y adoptar, junto con el país concerniente, un programa de medidas correctoras y el consiguiente control del estado del sitio, encaminados a devolverlo a la lista ordinaria lo antes posible.

Según el propio organismo, esta acción no debe ser considerada como una sanción, si no como una herramienta para responder de una manera eficiente una necesidad de conservación. Entran en este programa los sitios que arriesgan ser destruidos por conflictos armados, catástrofes naturales o la destrucción del medioambiente por los humanos, específicamente el turismo masivo.

Si las negociaciones fallan, la UNESCO toma la decisión de borrar de su lista al lugar afectado.A lo largo de su historia, solamente 2 sitios han perdido su designación. El primero de ellos fue el Santuario del Oryx árabe, situado en Omán. En 2007, el gobierno de dicho país redució el 90% del espacio protegido para empezar con una explotación de petróleo.

El segundo ocurrió en Alemania, en 2009. La construcción del puente del Waldschlößchen en el valle del Elba supuso la pérdida de la catalogación de Patrimonio de la Humanidad de la ciudad de Dresde, en una convención celebrada en Sevilla.

Casualidad o no, Sevilla se la juega en la próxima reunión, en San Petersburgo. No se trata únicamente de aparecer en una lista, significa perder el respeto y la sensibilidad de toda la Humanidad ante lo más importante que tenemos: nuestra herencia.

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