Los restos arqueológicos encontrados en el Metro de Málaga son un libro de historia a cielo abierto cuyas páginas están compuestas por piezas de tal valor que serán expuestas a la vista de todos. Las obras del túnel en el tramo de Renfe-Guadalmedina han supuesto una oportunidad para rescatar ocho siglos de ciudades superpuestas, pero también un reto: conciliar el rigor científico de los yacimientos arqueológicos con el plazo de ejecución de una infraestructura de transporte vital para la ciudad actual. Y no sólo eso, el trazado del metro alberga la mayor extensión arqueológica en la que se trabaja en la actualidad en España.

La construcción del metro ha constituido una oportunidad para aflorar la historia de Málaga y la huella dejada por las diferentes civilizaciones que se asentaron en la capital de la Costa del Sol durante diferentes épocas. Las distintas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo desde el inicio de su ejecución, en junio de 2006, han implicado una inversión de más de 20 millones de euros, que ha permitido la aplicación de técnicas y metodologías innovadoras para la investigación, protección e integración de estos restos, entre los que cabe destacar los hallazgos asociados a Bienes de Interés Cultural (BIC), como la Muralla Nazarí de Callejones del Perchel o el Fuerte de San Lorenzo, en la Alameda Principal. El último reto que afronta esta infraestructura es conciliar, en la recta final de las obras en el centro, los diferentes tempos de la arqueología y la ingeniería, para inventariar, rescatar y poner en valor los vestigios de la época musulmana descubiertos en la Avenida de Andalucía y Armengual de la Mota.

Las obras del Metro de Málaga, en el tramo comprendido entre la estación de Renfe-María Zambrano y el río Guadalmedina, han supuesto la oportunidad de llevar a cabo la excavación arqueológica de mayores dimensiones en extensión que en estos momentos se desarrolla en territorio nacional.

Una obra de tal envergadura como la del túnel por el que discurrirá el metro en su ampliación hacia la Alameda Principal ha permitido el estudio arqueológico en una superficie de prácticamente 4.000 metros cuadrados, recomponiendo con el rigor científico de los hallazgos la historia de la ciudad desde la época musulmana hasta la actualidad.

La arqueología es la plasmación más fiable de la realidad histórica porque la teoría se desprende de los datos encontrados en el yacimiento. Este rigor científico de los trabajos, con un equipo de técnicos especializados, y más de 50 operarios supervisados por la dirección arqueológica, debe compaginarse con las exigencias del plazo de ejecución de las obras, más tratándose de la construcción de un tramo del suburbano próximo al centro histórico que aspira a dar un servicio indispensable para la ciudad.

La conciliación entre ambos tiempos, el de la excavación arqueológica y el de las obras del metro de Málaga, que lleva a cabo la UTE Metro Conexión con la gestión y la dirección de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía, es una característica fundamental en esta actuación. Lo explica así Ana Arancibia, la arqueóloga que dirige los trabajos en la Avenida de Andalucía: «No somos un tajo de obra, pero sí tenemos que tener muy en cuenta y coordinarnos muy bien con la empresa constructora», afirma.

Las excavaciones arqueológicas han dejado a la vista una ciudad tras otra, superpuestas a lo largo de más de ocho siglos de historia, desde la ciudad musulmana del siglo XI hasta los restos de la ciudad contemporánea del siglo XIX. El barrio en este lado oeste del río Guadalmedina empieza a formarse en la época musulmana y es mucho mayor de lo que se pensaba. El arrabal musulmán, sobre el que se asienta el actual barrio de los Callejones de El Perchel, era ya en el siglo XI una extensión organizada y urbanizada de calles principales y secundarias sobre las que se ubican las viviendas y los servicios públicos.

 

Traslado de los restos arqueológicos

El Gobierno de Andalucía, último responsable de las obras del Metro de Málaga, ha decidido, en una resolución de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico sin precedentes, conservar y poner en valor los restos más significativos, aunque no tengan la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC), en una futura zona de exposición que se va a situar en el primer nivel del túnel del metro bajo Callejones del Perchel (en un espacio libre de la circulación de los trenes a nivel del vestíbulo). Esta localización cuenta, además, con la ventaja añadida de que en su interior se halla también la Muralla Nazarí (que sí está catalogada como BIC) y que fue descubierta durante el inicio de las excavaciones del metro en dicha zona.

El traslado de estos restos, provisionalmente al primer nivel del túnel del metro, donde posteriormente se acondicionará un espacio museístico, se lleva a cabo en paralelo a la excavación arqueológica y con el mismo rigor y meticulosidad. Los restos que se van a poner en valor se han seleccionado bajo los criterios de su estado de conservación, excepcionalidad y pedagogía, además de constituir los vestigios más significativos, y los que reúnen las más óptimas características para una mejor explicación del devenir de la historia. En estos momentos se está trasladando una casa tipo de la época musulmana, así como varias calzadas del entramado de calles, muros y objetos cerámicos.

El primer trabajo es el de la identificación de los restos encontrados, mediante una técnica rápida de fotogramas en el campo de trabajo pero con un desarrollo posterior más complejo en el ordenador y que permitirá reconstruir en 3D el yacimiento. Una vez se define la zona a retirar, las técnicas para el traslado son diferentes según la naturaleza de los hallazgos.

El jefe de producción de la UTE Metro Conexión, Ángel Calleja, explica que «para trasladar los suelos se ha utilizado una resina biodegradable y unas gasas que han permitido que la extracción se haga por partes, en losas de tamaño adecuado para poderlas acopiar». El traslado de los muros requiere una consolidación previa con morteros y cales de la época que les den integridad. Después se han construido unos armazones metálicos y se ha cortado el muro (mediante el uso de disco de diamante) en piezas para independizar los tramos y que sean fácilmente extraíbles. Posteriormente dichas piezas serán trasladadas mediante grúas y camiones a la zona de almacenamiento.

La arqueóloga Ana Arancibia habla de «los criterios conservacionistas que forman parte de nuestra cultura y nuestra idiosincrasia». El Gobierno andaluz estudiará la forma en que se van a poner en valor los restos arqueológicos encontrados. Para Ana Arancibia, habrá que utilizar mucha pedagogía para saber mostrar «la historia de la ciudad que han ido descubriendo las obras del Metro de Málaga».