¿Ha cambiado la percepción de la prostitución en Sevilla? Cada año se añaden nuevas campañas municipales de concienciación pero, ¿hay realmente un cambio social? ¿Qué mensajes influyen más? Un nuevo estudio tiene la respuesta.

Un estudio impulsado por investigadores de la Universidad Loyola revela que la publicidad contra la prostitución sí logra concienciar a la ciudadanía, aunque lo hace especialmente cuando se dan unas características determinadas.

El informe refleja que, si el mensaje gira en torno al hombre como “cliente” en vez de la mujer prostituida, su eficacia en el cambio de actitudes y en la predisposición del comportamiento en relación a la prostitución se hace más evidente.

Para medir la efectividad de las campañas municipales de concienciación contra la prostitución en la población real, el equipo de investigación de la Universidad Loyola integrado por José Antonio Muñiz-Velázquez, Gema Sáez, Pilar Aguilar, y Alejandro J. Tapia ha desarrollado un experimento con el que medir los efectos psicológicos de dichas campañas, cuyos resultados han sido presentados en el Ayuntamiento de Sevilla.

En concreto, los investigadores han estudiado los efectos en el cambio de actitudes y en la predisposición del comportamiento hacia la prostitución y hacia la mujer prostituida en sí. Según han explicado, la metodología experimental consigue aislar el resto de variables que pueden intervenir en el proceso de influencia de una campaña publicitaria, aún más de carácter social como lo son éstas.

Tras varias fases en las que se testaron las piezas publicitarias, el experimento se llevó a cabo con más de 300 personas (hombres, pero también mujeres), todas ellas residentes en Sevilla y con parámetros sociodemográficos que las hacían ser parte del público objetivo de las campañas del Servicio de la Mujer.

Los resultados, obtenidos a través de diferentes escalas validadas internacionalmente arrojaron que las campañas son “ciertamente eficaces en el cambio de actitudes”, especialmente si el mensaje se centra en el hombre, en apelar a su hombría, a la vergüenza social, a la valía o la autoestima. No se lograban la misma intensidad de efecto, en cambio, recoge este estudio, si el centro del mensaje era la mujer que se prostituye y que es explotada sexualmente, lo cual de alguna manera trataba de despertar la culpabilidad en unos casos, y la empatía en otros.  Los resultados de este estudio corroboran los de investigaciones previas de temáticas parecidas. “En publicidad, la culpabilidad y la acusación más o menos explícita no son un buen motor para el cambio de actitudes y de comportamientos, y la empatía, por su lado, requiere de otros canales y acciones para ser despertada”, asegura.