Pedro Sánchez en la segunda sesión de investidura / Congreso de los Diputados

La segunda sesión de investidura se ha saldado con un segundo intento también fallido. Tras una última propuesta en directo e in extremis lanzada por Iglesias desde la tribuna, que ha sido rechazada desde el PSOE por su inviabilidad, la abstención de Unidas Podemos ha sentenciado una investidura fallida para Pedro Sánchez. El recuento final ha sido de 124 síes (123 del PSOE, y 1 del Partido Regionalista de Cantabria), 67 abstenciones (Podemos, IU, PNV, ERC y Bildu) y 155 «noes» (PP, Ciudadanos, Vox, Junts Per Catalunya, Coalición Canarias y Navarra Suma).

«Persiste el bloqueo», ha iniciado. En el discurso con el que ha comenzado esta segunda sesión de investidura, Sánchez ha afirmado con cierta dureza «elijo mis convicciones, elijo proteger a España», clausurando así las negociaciones tras las líneas rojas inasumibles que ha acusado a Iglesias de tratar de imponer. «Las urnas dejaban clara la voluntad del pueblo español de que el Gobierno estuviera encabezado por el PSOE», ha añadido Sánchez, criticando el deseo de Iglesias de tener «dos gobiernos en uno».

Críticas dispares

La intervención de Pablo Casado, moderado y en ocasiones casi conciliador, se ha centrado en criticar la falta de entendimiento. «No les han importado las ideas o la política y ni siquiera España», ha afirmado, añadiendo que esta investidura se estudiará como «una de las páginas mas lamentables de la historia reciente democrática de España».

Ha sido también protagonista la Encuesta de Población Activa publicada hoy por el INE, que según ha indicado Casado «arroja los peores datos de paro desestacionalizado en 9 años». Por último, entre crítica y crítica, ha introducido la posibilidad de un «reencuentro entre PP y PSOE», sin dejar de lado el ataque al manejo de las negociaciones de investidura realizado por Pedro Sánchez: «Prefiere seguir en su Manual de Resistencia, ya que el manual de buen gobierno aún no tiene quién se lo escriba».

Por su parte, Rivera se ha mostrado mucho más agresivo que su homólogo del PP, y ha iniciado su discurso con las palabras «menudo espectáculo», «menudo espectáculo haciéndole perder el tiempo, la esperanza y las ganas a muchos españoles». A continuación ha vuelto a hacer mención a la «banda» de Sánchez, un ataque que ya despertó la polémica en anteriores intervenciones. Albert Rivera ha hecho repetidos comentarios en ese sentido: «la que nos han liado usted y su banda», «el problema con todo esto es que la banda no se ha puesto de acuerdo en cómo repartirse el botín» o «son ustedes una banda, la banda del señor Sánchez».

Por último, el dirigente de Ciudadanos ha criticado la lucha de poder entre Sánchez e Iglesias: «les importan un bledo las políticas, solo se han peleado por los sillones», «les separa el ego, (…) por eso no han podido ponerse de acuerdo». Ha puesto también como ejemplo el pacto de gobierno en Andalucía: «¿Saben por qué hay gobierno en Andalucía?, porque partidos distintos, con proyectos distintos, sabemos ponernos de acuerdo». «España no se merece un presidente como usted», ha concluido.

Propuesta de Iglesias en directo, in extremis

Pablo Iglesias, en su intervención, ha utilizado un tono poco beligerante, escenificando la búsqueda de acuerdo. Representado a Unidas Podemos ha reprochado a Pedro Sánchez: «en las ultimas semanas se ha referido a nosotros con el respeto que merece un socio de gobierno», añadiendo que se lo ganaron aunque solo fuese por haberse «creído una moción de gobierno» que ellos «no se creyeron».

El líder de la formación morada ha criticado también la filtración realizada, ha afirmado, por la vicepresidenta, en la que se había sustituido en el documento el encabezado «Propuestas» por «Exigencias». «Es muy difícil negociar en 48 horas lo que no se ha hecho en 80 días», ha continuado, para realizar después una oferta sorpresa de última hora, en directo, desde la tribuna de oradores: afirmando que se trata de una recomendación de un alto cargo del PSOE, de gran autoridad moral en el partido, «renunciamos al ministerio de trabajo si ustedes nos ceden las políticas activas de empleo».

Sobre el «veto personal inédito» a él, Iglesias ha afirmado que le dijeron desde el partido de Sánchez «está tratando de humillarte», y ha insistido en que piden «competencias, no sillones» y en que han aceptado todas las líneas rojas de Pedro Sánchez. «Negocie con nosotros desde el respeto», ha concluido.

Tras la sorpresa de Iglesias se ha producido movimiento en la bancada socialista, donde los ministros y el presidente en funciones han cruzado mensajes de móvil y comentarios en susurros, aunque el mensaje recogido desde los miembros del equipo de Sánchez ha sido casi de inmediato «espectáculos no».

Adriana Lastra, por su parte, y en representación del PSOE, ha afirmado desde la tribuna que el problema de Iglesias era que quería controlar la mayor parte del presupuesto, indicando además que el líder de Unidas Podemos «no puede aceptar que fue Pedro Sánchez y no él quien ganó las elecciones». «Le ofrecimos Sanidad, la joya del estado del bienestar, y dijo que no», ha añadido, entre otros reproches lanzados con dureza y en los que ha recordado que se les ofreció incluso una vicepresidencia. «¿Sabe usted que las competencias de las políticas activas de empleo están trasferidas a las comunidades autónomas?», ha cerrado.

«Se van a arrepentir»

Gabriel Rufian centró su intervención, por su parte, en la frase «se van a arrepentir de lo de hoy», expresión que ha repetido en diferentes formas. «¿Ustedes saben el enorme gesto de responsabilidad que hace hoy nuestro grupo? ¿Creen que también lo van a hacer en septiembre?». «Se arrepentirá, (…) no hace falta ser muy espabilado para verlo», ha concluido.

Sobre la propuesta de Iglesias in extremis han dicho desde el PNV que «no era ya el momento», aunque se ha dado la bienvenida a un acuerdo futuro en base a ella, aunque ha criticado la falta de acuerdo: «ha sido lamentable».

Entendimiento

Casi cada uno de los representantes de los partidos, con la excepción más sonada de Rivera, se ha visto un tono de estado, en el que se ha pedido acuerdo, diálogo y capacidad de debate entre Sánchez e Iglesias incluso desde Grupos opuestos a un posible pacto de izquierdas, como el PP.