Aeropuerto de Sevilla | Archivo SA

El filtro se ha ampliado en 400 m2 y cuenta con nuevo mobiliario de apoyo para hacer más confortable el paso a los viajeros.

El Aeropuerto de Sevilla acaba de finalizar los trabajos de reforma y ampliación del control de seguridad que deben pasar los viajeros antes de acceder a la zona de embarque. Con una inversión superior a los 2,1 millones de euros, el filtro ha ganado 400 m2 de superficie, hasta alcanzar los 1.200 m2. Asimismo, se ha renovado e incrementado el mobiliario que sirve de apoyo a los pasajeros a la hora de depositar sus pertenencias en las bandejas y recuperarlas.

En paralelo a estas actuaciones, destinadas a mejorar la confortabilidad de la zona, se ha modernizado el equipamiento tecnológico, con la instalación de máquinas de rayos X de última generación, además de la incorporación de un nuevo arco detector.

De ese modo, el control de pasajeros del Aeropuerto de Sevilla ha pasado a tener cinco arcos detectores, nueve máquinas de rayos X (frente a las seis que había antes) y ocho líneas de inspección (tres más). Esto se ha traducido en un notable incremento de su capacidad operativa, ya que en la actualidad puede asumir el paso y la inspección de hasta 2.100 viajeros a la hora, frente a los 1.650 del control anterior.

Por otra parte, ha aumentado la dotación de lectores automáticos de tarjetas de embarque –pasan de cuatro a siete-, se ha mejorado el acceso destinado a personas con movilidad reducida (PMR) y se ha habilitado un ‘fast lane’ para aquellos pasajeros que deseen tener un paso prioritario.

Esta ampliación permitirá optimizar significativamente la gestión de los flujos de pasajeros en el control de seguridad, ante el crecimiento que viene experimentando el tráfico en el aeropuerto, que en 2018 batió su segundo récord histórico consecutivo de viajeros (6,3 millones).

Medidas mitigadoras

Al tratarse de un área especialmente sensible para el flujo de viajeros dentro del edificio terminal, durante la ejecución de las obras el aeropuerto ha adoptado varias medidas para minimizar el impacto en su operativa y atenuar las molestias a los usuarios.

Entre ellas, se programó la obra en distintas fases para hacerla compatible con el funcionamiento habitual del control. También se reforzó la señalética y el personal auxiliar de Seguridad, así como la labor de la oficina de atención al usuario, cuyos empleados han estado haciendo un seguimiento continuo de la afluencia de viajeros y los tiempos de paso. Por último, se habilitó un filtro auxiliar para agilizar el paso en las horas punta de actividad.