Al cruzar la monumental puerta de la Casa de la Provincia un olor a guiso, ese que entra todos los días al mediodía en cada bloque, despierta tanto el olfato como el paladar de todos los allí presentes. El patio de dicho edificio se convierte en un catering improvisado patrocinado por seis robots de cocina, pero no se confundan ninguno de los platos a degustar es obra de ninguna máquina sino de los ganadores del 2ª Concurso de Recetas de Cocina de la Provincia de Sevilla.
Ni lazos de zanahoria con sorbete concentrado de mandarina ni tempura de salicomia al azafrán con emulsión de ostra, nuestros premiados son ni más ni menos que tortilla de migas, alcauciles rellenos, milhojas de carrillera ibérica, merluza rellena y fiambres de jabalí. Porque por mucho que Ferran Adrià sea una deidad de los fogones aquí lo que gusta son las recetas de nuestras abuelas, aquellas que con un huevo hacían una tortilla para cuatro.
La banda sonora del hambre recitaba su concierto mientras la diputada provincial de Cultura e Identidad de la Diputación de Sevilla en funciones, Guillermina Navarro, nombraba a los chefs premiados e intentaba enlazarlos con sus platos, con algunos más éxito que con otros. Los premios, los robots de cocina que presumían nuevos y brillantes perfectamente alineados que incitaban a demostraciones e intercambios de recetas.
Al preguntar a los ganadores si darán uso a sus flamantes ayudantes eléctricos los varones, más tradicionales, optan por convertirlo en presente para algún familiar, sin embargo las féminas aseguran que siempre toda ayuda es poca y que además el refrito queda de muerte. Y ¿qué sería de la gastronomía española sin el refrito? Ya puedas estar elaborando cualquier plato que el pimiento y la cebolla nunca deben dejar de estar presentes, el monopolio aquí es legal y legítimo.
Cuando llega la hora de la degustación el público que ansioso pero disimulado aguantaba las ganas de probar los platos que tan tentativamente se postraban a escasos centímetros, se convirtió en un segundo jurado que críticamente examinaba cada manjar cerveza en mano. Algunos comentarios suspicaces como «Es una tortilla con ajo y perejil simplemente» eran contestados seguidamente por un «Sí, pero está buenísimo», y esta afirmación es en general la esencia de nuestra gastronomía, esa que no sabemos apreciar el día a día mientras personas de todo el mundo viajan a España para probar una tapa de menudo.
Y ¿qué comilona que se precie no tiene postre? aunque lo que apetecía realmente era una granizada o un helado debido a las altas temperaturas que ya Sevilla nos regala, el colofón final lo puso las rosas, un dulce típico de la provincia hispalense que comparte trono con los pestiños y las torrijas, su receta es compartida de boca en boca, de matriarca a matriarca. Por supuesto, no apto para diabéticos.
Al final del encuentro la cerveza y la buena comida de Francisco Barragán, de Pilas; Carmen Humanes, de Arahal; Juan Carlos Fernández; María Inés Alcázar, de Pruna; María José Fernández, de Marchena, y Antonia Díaz, de Villamanrique de la Condesa, creó un ambiente cómodo y distendido en el que la calor sólo logró cansar a alguna muñeca abanicadora. Y es que si algo es bueno y gratis, es dos veces bueno.