José Luis Gómez Skarmeta

Un equipo internacional de científicos liderado por investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CSIC–Universidad Pablo de Olavide) describen que una regulación de los genes más compleja y especializada fue clave para el origen de los vertebrados.

En el descubrimiento ha sido fundamental la labor del investigador afincado en Sevilla, aunque de origen chileno, José Luis Gómez-Skarmeta. Después de un periplo por Madrid, Murcia, y hasta Colombia, el científico, que fue estudiante en el IES Fernando de Herrera, ha desarrollado en el CSIC una investigación acerca de las claves genómicas del origen de los vertebrados que se acaba de publicar en la prestigiosa revista Nature.

Fue hace ya cinco años cuando el Centro Andaluz de Desarrollo propuso al Centro de Regulación Genómica la idea de esta investigación. «El trabajo se fue complicando y hasta ahora», señala José Luis Gómez, al contar como nació  y se desarrolló la investigación.

 

José Luis Gómez en el laboratorio / SA

 

El científico entabló una magnifica relación con Manuel Irimia, científico del Centro de Regulación Genómica afincado en Barcelona, que junto a él ha liderado la investigación. Horas de Skype, numerosos viajes a Barcelona y al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo de la UPO han hecho posible este avance científico sobre los ecosistemas. José Luis Gómez señala que ya hace dos años lanzaron un «aperitivo» de su estudio que se difundió en revistas científicas, pero que es ahora cuando el proyecto ha culminado y puede sentirse orgulloso de su grupo y las colaboraciones con otros. «Al final lo más bonito de esto es trabajar en grupo, compartir la información con otros compañeros del CRD (Centro de Regulación Genómica) y ver el progreso», señala haciendo hincapié en el éxito del trabajo en equipo.

La ciencia, que aparece en la televisión como un trabajo encaminado hacia el momento «eureka», ha llevado a estos dos investigadores a forjar una especial relación con los años de trabajo. «No existe un momento culmen, pero ver cómo encajaba la información de la expresión de los genes del desarrollo y entender los cambios producidos en la transición de invertebrados a vertebrados fue especialmente bonito», señala con satisfacción.

El grupo animal al que pertenece la especie humana, los vertebrados, son extremadamente diversos y han colonizado la práctica totalidad de ecosistemas del planeta. Durante muchos años, se ha debatido qué cambios en el genoma de nuestros ancestros pudieron haber contribuido al éxito evolutivo de los vertebrados. Ahora, este equipo internacional de científicos coliderado por investigadores españoles del Centro de Regulación Genómica (CRG), el CSIC, y el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) en Francia, acaba de describir los procesos que posibilitaron la diversidad de funciones y de regulación de los genes durante la transición de invertebrados a vertebrados.

Los vertebrados comparten un conjunto de sistemas de regulación de los genes único, que permite que la información contenida en nuestro genoma dé lugar a multitud de funciones y, en consecuencia, contemos con cientos de células especializadas, tejidos y órganos. “Hemos hecho un análisis exhaustivo de la regulación genómica de diferentes especies y hemos encontrado dos diferencias clave. En primer lugar, hemos visto que, en general, nuestros genes tienen una regulación mucho más compleja que los invertebrados. La segunda diferencia es que contamos con copias de genes que originariamente realizaban solo funciones muy generales, pero que en los vertebrados se han especializado en funciones mucho más específicas, sobre todo en el cerebro”, explica Manuel Irimia, jefe de grupo en el Centro de Regulación Genómica y uno de los líderes del trabajo.

Los científicos estudiaron los genomas de varias especies de vertebrados como el pez cebra o el pez medaka, así como el de rana, pollo, ratón y humano. Pero, para poder entender el origen de los mecanismos de regulación genómica característicos de los vertebrados, necesitaban compararlo con los datos de alguna especie muy relacionada que informara evolutivamente de la transición entre invertebrados y vertebrados. Para ello, los investigadores secuenciaron el genoma del anfioxo y produjeron los datos necesarios para estudiar la regulación de sus genes. “El anfioxo es un organismo que se utiliza como modelo en investigación desde el siglo XIX. Su genoma ha evolucionado muy lentamente y sin las duplicaciones que tienen los vertebrados. Por esta razón el anfioxo sirve como referencia en comparaciones evolutivas para entender el origen de nuestro linaje”, comenta Héctor Escriva, uno de los líderes del trabajo e investigador de Sorbonne Université y CNRS en Banyuls sur Mer, Francia.

El trabajo, que acaba de publicar la prestigiosa revista Nature, no sólo compara los genomas sino que también reúne datos epigenómicos y de expresión génica aportando información única sobre los cambios funcionales que dieron lugar a una mayor complejidad en los vertebrados. Los científicos han observado que, aunque la regulación de los genes responsables de la anatomía básica están muy conservados entre especies, los vertebrados incorporaron más regiones reguladoras que les permitieron adquirir nuevas funciones.  “De modo similar a estudios realizados en humanos, nuestro estudio nos da una visión global de las diferentes capas reguladoras del genoma y describe con detalle el origen de las características únicas de la regulación genómica de los vertebrados, que dieron lugar a organismos con una morfología mucho más compleja”, afirma José Luis Gómez-Skarmeta.

Uno de los resultados más importantes del trabajo es entender cómo las duplicaciones genómicas que ocurrieron en el origen de vertebrados contribuyeron a diversificar las funciones de los genes. Hace casi 50 años que se propuso que estas duplicaciones fueron claves para nuestro origen, pero hasta ahora muchas de esas predicciones no se habían podido probar. “Hemos visto que, en la mayoría de los casos, hay copias de genes que especializan su función en tejidos concretos. Esto es particularmente evidente en el cerebro, donde se han incorporado nuevas funciones que han resultado esenciales para el éxito evolutivo de los vertebrados”, añade Ignacio Maeso, investigador en el mismo centro y uno de los primeros autores del trabajo.

El trabajo que estos científicos españoles acaban de publicar ha contado con la participación de laboratorios en Francia, Reino Unido, Australia, la República Checa, Holanda, Japón, China, Portugal, Italia, Taiwán, Noruega y Estados Unidos y representa un recurso sin precedentes para la comunidad científica que servirá tanto para profundizar en los elementos de genómica funcional conservados entre especies como para estudiar los cambios que han dado lugar a la complejidad de los vertebrados.

 

Grupo de investigación / SA

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Apasionado del deporte, la cultura menos visible y siempre atento a la realidad social.