Dispositivo para medir la glucosa.

Más de 2.300 menores andaluces que padecen diabetes se benefician ya del nuevo sistema flash de monitorización de la glucosa que se incorporó a la cartera de servicios de la sanidad pública andaluza el pasado mes de abril.

Según la directora del Plan Integral de Diabetes, María Asunción Martinez Brocca, este sistema, que beneficia actualmente a niños y niñas de entre 4 y 18 años en Andalucía, tiene un impacto directo en la calidad de vida de los menores diabéticos y sus familias y permite obtener una información más completa y continua del nivel de glucosa en sangre a lo largo del día.

Este dispositivo se implanta en la piel del brazo y permite conocer el nivel de glucosa en sangre, evitando la punción en los dedos, que en la población infantil suele ser superior a seis veces al día.

La Administración sanitaria tiene en marcha un sistema de registro y seguimiento de estos pacientes, que integra la información obtenida de estos dispositivos y que permitirá realizar un seguimiento exhaustivo de los resultados en salud obtenidos con la implantación de esta medida. Precisamente, en base a estos resultados, se ha previsto la extensión progresiva de este sistema a la población adulta, incorporando a todos los diabéticos y diabéticas tipo I al sistema flash.

Esta ampliación se empezará por la población de riesgo de vulnerabilidad clínica y funcional, que incluye colectivos como las personas con discapacidad, las mujeres embarazadas y los pacientes con hipoglucemia frecuente. Cuando se encuentre completamente integrado en el sistema, incluyendo estos colectivos y el resto de los pacientes, se estima que podrán beneficiarse de estos dispositivos unas 30.000 personas con diabetes.

El sistema combinado bomba-sensor es el otro dispositivo incluido en la cartera de servicios en el mes de abril y permite medir continuamente el nivel de glucosa, mejorando el control de la glucemia y reduciendo las bajadas graves de azúcar o hipoglucemias en pacientes que ya portan bomba de insulina y que, a pesar de ello, tiene dificultades en su control. Se trata de un sistema de gran eficacia y seguridad tanto en población pediátrica como adulta con diabetes tipo 1, como ha quedado demostrado en distintos estudios de calidad. Llegará a beneficiar al 30% del total de pacientes que cuentan en la actualidad con bomba, que son niños y adultos muy vulnerables desde un punto de vista de salud. Su implantación está siendo progresiva.

La utilización de ambos dispositivos con eficacia y seguridad requiere de un proceso de formación a pacientes, familias y personas cuidadoras por parte de los profesionales sanitarios de las Unidades hospitalarias autorizadas. En los últimos meses se han puesto en marcha programas educativos específicos para asegurar el acceso de los pacientes a estas prestaciones.