La Sociedad Andaluza de Neurología pide la colaboración de los poderes públicos, las asociaciones de pacientes y la sociedad en general para conseguir la integración plena de los pacientes.
“Cada año se detectan en Andalucía 4.500 casos nuevos de epilepsia, y alrededor de 900 de estos pacientes no se controlarán con los fármacos que disponemos en la actualidad”, afirma el doctor Juan Mercadé, neurólogo miembro de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN).
El especialista recuerda que mañana se celebra el Día Nacional de la Epilepsia, una enfermedad que afecta a 42.000 andaluces. Aprovechando esta celebración, desde la SAN reivindican “la difusión de esta patología para que sea conocida por la sociedad y evitar así el rechazo social que sufren los pacientes afectos de epilepsia”. Además, recuerdan “la necesidad de una estratificación diagnostica y terapéutica para que la atención al paciente con epilepsia sea la adecuada y esté bien coordinada”.
Por otro lado, Mercadé subraya que “debería existir una Unidad Médica de Epilepsia en alguno de los hospitales de cada una de las provincias andaluzas. Éstas debería estar dotadas de la posibilidad de realización de estudios neurofisiológicos y de neuroimagen cerebral más sofisticados, para aquellos pacientes que no han conseguido el control de sus crisis epilépticas con los fármacos empleados en las Unidades Básicas de Neurología o Neuropediatría”, señala. “Así como contemplar la posibilidad para casos de muy difícil control y bien seleccionados de la remisión a una Unidad Médico-Quirúrgica de referencia autonómica para valorar la indicación de cirugía”.
Por todo ello, desde la SAN solicitan “a los poderes públicos, a las asociaciones de pacientes y familiares y a la sociedad en general, que lleven a cabo políticas que reconozcan el derecho a una correcta asistencia sanitaria y a la integración social plena de estos pacientes”.
La Epilepsia es un trastorno cerebral que involucra crisis epilépticas repetitivas y espontáneas. Puesto que éste es su único síntoma, la mayoría de las personas que la padecen son plenamente capaces el resto de su tiempo y pueden llevar una vida normal, considerando que entre un 75-80% de estos pacientes pueden estar bien controlados clínicamente.