De los nueve pabellones andaluces que se construyeron para la Exposición internacional de Sevilla sólo se conservan el de Sevilla, hoy Teatro Lope de Vega, y la Torre de Córdoba. La cita sirvió para mostrar al mundo la riqueza de la tradición arquitectónica de las provincias de Andalucía.

Antonio Campos. Era la ocasión perfecta para mostrar al mundo la belleza del sur de España, la oportunidad idónea para subir Sevilla al vagón de la modernidad y el progreso. Y eso la propia ciudad lo sabía. O, mejor dicho, ya lo pensó el comandante de artillería Luis Rodríguez Caso cuando en 1909 lanzó la idea de realizar una Exposición internacional en la capital andaluza para hacerla escaparate de su agricultura, industria, comercio y cultura.

Sin embargo, la idea padeció retraso tras retraso –primero la Guerra Mundial, luego los problemas con el Marruecos español…- hasta que dos décadas después cuajó. Y cuando llegó se hizo notar. No faltaron Estados Unidos, México, Portugal, Brasil o Argentina entre las naciones que participaron en la Exposición del 29. Amén, por supuesto, de las regiones españolas y las provincias andaluzas más Jerez.

Los avatares de la España del siglo XX han querido que hoy, ochenta años después de la cita universal, pocos sean los edificios que dejen apreciar la belleza artística con la que fueron erigidos para la ocasión. En el caso de las embajadoras arquitectónicas de Andalucía ni siquiera eso, porque sólo el pabellón de Sevilla, hoy Teatro Lope de Vega, sigue en pie.

Sevilla Actualidad, en el 80 aniversario de la Expo de Sevilla de 1929, le ofrece un paseo por la Andalucía que se asomó a Sevilla a comienzos del siglo XX. Una imagen de las provincias sureñas vista a través de sus pabellones.

Sevilla, capital de la tradición andaluza

Para la Exposición Internacional de Sevilla de 1929, las ocho capitales de provincia andaluzas –Almería, Huelva, Granada, Cádiz, Jaén, Málaga, Córdoba y Sevilla-, así como Jerez, edificaron su pabellón en la capital. Sin embargo, hoy sólo se conservan el Pabellón de Sevilla y la Torre de Córdoba. Apenas dos vestigios de lo que fue la representación andaluza en la primera Expo de Sevilla.

Con todo, en todos había una nota común, como recuerdan en Sevilla Siglo XX, y era la arquitectura localista. Como no podía ser de otra forma, los últimos edificios en construirse para la cita evidenciaron las raíces de las provincias que representaban.

Cádiz edificó en la capital una réplica de la catedra, un edificio de estilo Neobarroco diseñado por el arquitecto Juan Luis Romero Aranda. Algunos kilómetros más allá de la embajadora, y desde Jerez, Luis Fernández Palacios ideó un pabellón de aires tradicionales de la tierra del vino.

José María Pérez Carasa, por su parte, fue el encargado de diseñar el Pabellón de Huelva, una clara estampa de La Rábida, Moguer y Palos de la Frontera, típicos lugares colombinos y claros legados mudéjares. Málaga se decantó, más bien, por la construcción de un edificio neobarroco inspirado en el Palacio Arzobispal, trabajo que encargaría a Fernando Guerrero Strachan.

Dos más, Granada y Córdoba. El primero, de Leopoldo Torres, un edificio de ladrillos inspirados en las casas típicas cordobesas del XVI y XVII y con elementos de la Alhambra. Desde Córdoba, Carlos Sáenz de Santa María trasladó a Sevilla rasgos de la Mezquita y de la torre de la Iglesia de San Nicolás de la Villa.

Casino y teatro en el antiguo Pabellón de Sevilla

Los tres restantes merecen mención aparte. Uno de ellos, el de Sevilla, porque ha sabido perdurar en el tiempo bajo distintos usos. Los otros dos, de Jaén y Almería, porque no llegaron a tiempo para la celebración de la Exposición internacional del 29.

Y es que, el pabellón que representaba la Alcazaba almeriense ni siquiera llegó a inaugurarse. El de Jaén sí lo hizo, aunque en el mes de noviembre y a falta de pocos meses para la clausura del evento. En este caso, el edificio de Luis Berges Martínez, de estilo neobarroco, reproducía elementos constructivos jienenses del siglo XVII.

Por último, Sevilla. Hoy convertido en teatro, el prestigioso Lope de Vega, es diseño de Vicente Traver. De estilo neobarroco, cumplía las funciones de casino, teatro y Pabellón de la anfitriona. De hecho, se levantó a la entrada de la exposición.

Como decimos, sólo éste último, junto con la Torre de Córdoba, se conservan en la actualidad. Es por ello que el repaso arquitectónico por el legado andaluz de la Expo del 29 acaba muy pronto cuando se pasea por Sevilla. Sin embargo, la historia ha dejado para la posteridad estampas de un pasado andaluz muy reciente que tuvo su escaparate en la Sevilla de los primeros años del siglo XX.

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Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, empezó en la comunicación local y actualmente trabaja para laSexta. Máster en Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación, es miembro...