Puerta del Real Alcázar / SA

La madrugada de este viernes ha fallecido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Virgen del Rocío el varón de 74 años herido de gravedad el pasado 16 de mayo, al caer sobre él una rama de gran tamaño cuando paseaba por el patio del León del Real Alcázar.

Este hombre ingresó en la UCI el mismo 16 de mayo con un traumatismo torácico, vértebras rotas y costillas dañadas a cuenta del impacto sufrido al caer sobre él una rama de gran tamaño de un ejemplar de ‘chorisia speciosa’ o palo borracho del patio del León del Real Alcázar, monumento que visitaba junto a su esposa y otras personas dentro de una visita cultural programada por el distrito Macarena.

El impacto también le afectó al pulmón, generándole dificultades para respirar, toda vez que durante su estancia en la UCI. La victima había sido sometido a diferentes intervenciones quirúrgicas, entre ellas una traqueotomía, sufriendo el 18 de junio una parada cardiorespiratoria y falleciendo finalmente la madrugada de este viernes.

El fallecido recibió hace aproximadamente una semana la visita del alcalde hispalense, Juan Espadas, exponiendo tales fuentes cercanas a la familia que al margen de dicho «gesto», ni la compañía aseguradora del Alcázar ni el Ayuntamiento como dueño del citado monumento se habrían hecho cargo aún de las responsabilidades civiles derivadas de la caída de la citada rama de gran tamaño, que afectó a ocho personas.

Como consecuencia de la muerte, la familia de este hombre prevé promover una «reclamación extrajudicial» ante el Ayuntamiento a través de la compañía aseguradora del Alcázar, de la mano del despacho Avelino Abogados, así como ejercer las acciones legales que correspondan en todo momento.

Recordemos en ese sentido que tras el mencionado accidente, el director general de Medio Ambiente, Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla, Adolfo Fernández, defendía que la rama del ejemplar de palo borracho que cayó afectando a J.C.C., su esposa y otras seis personas más que visitaban el monumento no estaba afectada por «pudriciones» y este árbol del patio del León del Alcázar había sido revisado el pasado 20 de abril, poco más de dos semanas antes del accidente.

A tal efecto, y siempre lamentando lo sucedido, alegaba que el siniestro constituiría un «episodio fortuito» encuadrado en la «zona de incertidumbre» que va más allá de «las técnicas» con las que se cuenta actualmente para «predecir» los posibles riesgos» del arbolado. «La ciencia tiene sus límites y la arboricultura tiene los suyos. El riesgo cero no existe», avisaba Adolfo Fernández.