Grupo de estudiantes que han participado en la restauración del retablo /Archidiócesis
Grupo de estudiantes que han participado en la restauración del retablo /Archidiócesis

La Archidiócesis de Sevilla comenzó el día 18 de junio la intervención en la Iglesia de San Andrés de Sevilla, tras recibir el visto bueno al proyecto de conservación por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, un proyecto promovido por la Delegación de Patrimonio Cultural que se enmarca dentro del Plan Diocesano de Conservación Preventiva, en el que se realiza una campaña en época estival con 12 alumnos en prácticas.

En un comunicado, informa de que, en este proyecto, se aborda el retablo mayor, que se trata de una obra realizada en la primera mitad del siglo XVIII por Felipe Fernández del Castillo y Benito Hita del Castillo. Está formado por un banco, un primer cuerpo con tres calles separadas con columnas en el que se encuentran las esculturas policromadas de San Pedro y San Pablo en los laterales y en el camarín central una preciosa imagen de la Inmaculada, obra de Jerónimo Hernández de 1570.

En un nivel superior a ésta, se encuentra una hornacina tipo manifestador en la que se ve una imagen de San Andrés y, en el cuerpo superior o ático, las separaciones de las calles se realizan con estípites y las esculturas que se hayan en sus hornacinas son San Juan Bautista, un santo sacerdote y rematando el conjunto una imagen de Santa Bárbara.

Así las cosas, el tiempo estimado para ejecutar los trabajos ha sido de mes y medio desde el comienzo. El proyecto de intervención, que está promovido por la Delegación de Patrimonio Cultural, se enmarca dentro del Plan Diocesano de Conservación Preventiva, en el que se realiza una campaña en época estival con 12 alumnos en prácticas.

Estos alumnos pertenecen a los últimos cursos del Grado en Conservación y Restauración y vienen a cubrir unas plazas formativas extracurriculares, mediante un convenio entre el Arzobispado y la Universidad de Sevilla. Además este año se suma al proyecto, que está coordinado por el Delegado de Patrimonio, Antonio Rodríguez Babío, una alumna de Máster de la Escuela de Conservación de Madrid.

Estas prácticas extracurriculares, a juicio de la Delegación Diocesana, «complementan la formación del alumno y genera un beneficio para la recuperación y puesta en valor del patrimonio eclesial». Además, las prácticas son tutorizadas por Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero Osuna, ambos Licenciados en Bellas Artes con la especialidad de Conservación Restauración, iniciativa que se viene llevando a cabo en años anteriores, siendo muy satisfactorios los resultados obtenidos, prueba de ello son las intervenciones en templos como Santo Domingo de Osuna, San Lorenzo y Santa María Magdalena de Sevilla o la Parroquia de Santa María la Blanca de Fuentes de Andalucía.

El proyecto tiene como base «la recuperación y estabilización de la obra citada», analizando «los agentes de deterioro e intentando eliminar las patologías que presenta». Para ello se lleva a cabo «un proyecto de carácter conservativo», en el que se realiza «una limpieza general del retablo y una consolidación de todos los elementos inestables», finalizando con un «tratamiento preventivo contra insectos xilófagos y con una capa de protección».

La obra presentaba «un estado de conservación deficiente» debido a la propia historia material del bien, a la degradación natural de los materiales constitutivos, así como al uso cultural y a las intervenciones que ha sufrido con carácter de reparaciones o modificaciones. El aspecto superficial se encontraba alterado y no dejando visualizar los matices originales de la obra. Tanto la capa de dorado, así como las policromías de las esculturas se encontraban muy oscurecidas.

Asimismo, sus principales agentes de deterioro son la acumulación de polvo, pérdidas puntuales de adherencia de las capas pictóricas, el hollín, acumulación de grasas, restos de cera en superficie, las reparaciones y la falta de mantenimiento. En cuanto al soporte podemos destacar que estructuralmente se encontraba en buenas condiciones ya que es una obra de buena factura, aunque se observan grietas y desprendimientos puntuales.

La intervención se realizará in situ, comenzando con una limpieza general de depósitos en superficie, el rastreo y desmontaje de piezas inestables, fijación y la consolidación de soporte y capas pictóricas, finalizando por la limpieza química y la aplicación de una capa de protección final.