Trabajos de restauración en el interior de la iglesia de Santa Catalina / @JavierComasR
Trabajos de restauración en el interior de la iglesia de Santa Catalina / @JavierComasR

El 25 de noviembre, día de Santa Catalina, es la fecha elegida por la Archidiócesis y el equipo de restauración del templo para concluir su puesta a punto y que pueda ser abierta al público de nuevo, tras 14 años cerrada al culto.

La última fase de las obras de restauración de la iglesia se encuentra al 70% y, durante la misma, se han descubierto nuevos restos arqueológicos. Se trata de una imagen de San Pedro del siglo XIII, que se ha hallado en la puerta del templo de la calle Alhondiga, y que podría ser uno de los frescos más antiguos de la ciudad.

Así lo ha explicado este miércoles el arquitecto jefe de la intervención, Francisco Jurado, quien ha señalado que el objetivo es tenerlo todo listo para el 25 de noviembre de este año,  coincidiendo con la festividad de Santa Catalina.

La última fase de las obras, que cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros, ha propiciado que la iglesia cuente con un nuevo pavimento y que se hayan revestido las paredes. Ahora mismo los trabajos se encuentran al 70%  y se están restaurando retablos y frescos. También se ha instalado un forjado nuevo, sobre los pilares del templo, que permite compatibilizar la visita de los restos arqueológicos de la cripta con el uso religioso y cultural de la iglesia. Este forjado se sitúa unos 80 centímetros por encima de la cota original del templo. En este espacio, además, se muestran restos romanos, visigodos e islámicos que demuestran que el templo estaba fuera de las murallas de la ciudad y que se asienta sobre un templo fernandino construido en 1248, que fue destruido a causa de un terremoto en 1390, según han explicado los restauradores. Además, se va a construir un nuevo altar.

Durante la restauración ha aparecido un pequeño espacio con un fresco de San Pedro del siglo XIII o XIV junto a lo que sería la puerta grande del templo por la calle Alhondiga. Se trata de un arco de herradura que fue destruido para abrir la puerta actual.

Además de la restauración de los bienes muebles del templo que se está llevando a cabo de forma paralela, en el templo se está construyendo una cámara bufa que permita la evacuación de las humedades, de forma que no afecte a la fachada. Estos trabajos que son exteriores afectarán a la movilidad de la zona y que necesitan de la licencia de Urbanismo.