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El entrenador del Sevilla está en el punto de mira, y nadie parece dispuesto a acudir a su rescate. Cáceres le ha acusado de poner a «sus amigos», y en la planta noble parecen pensar ya en Caparrós.

Sara Domínguez/Sevilla Actualidad. La confianza en el míster parece que se diluyó de la misma manera en que lo hizo el llamado ‘efecto Manzano». El primero que lo echó a los leones fue el propio presidente después del partido contra el Real Madrid de Liga, cuando apuntó al banquillo tras la derrota.

De tal falta de crédito da muchas pistas también el hecho de que hace más de una semana que se habla de la vuelta de Joaquín Caparrós la temporada que viene, tras las declaraciones de Del Nido sobre el utrerano.

Ayer Martín Cáceres se sumó a los palos al entrenador, que ya le vienen, pues, desde su propia plantilla. En pleno debate sobre la flaqueza de la defensa sevillista, el uruguayo acusó a Manzano de poner «a sus amigos» en alusión al cuestionado Alexis. Se da la circunstancia de que el míster y el jugador malagueño comparten representante. Esta mañana Monchi se ha pasado por la ciudad deportiva, y el conflicto se ha resuelto, dice Fernando Navarro, «en el vestuario». Nadie de la directiva, sin embargo, ha salido públicamente a devolver a Manzano el timón.

El tercer actor en discordia, la prensa, tampoco ha acabado de creer en el jiennense en este tiempo: tarda mucho en hacer los cambios, no le aporta nada a este Sevilla, no consigue dar con la tecla con tantos onces diferentes… Lo cierto es que lo primero que no avala al entrenador son los números. A trece puntos del cuarto puesto, el objetivo Champions no se ha revelado todavía como factible esta temporada.

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