Álvaro Negredo marcó un gol y participó en otros dos/Sevilla FC

Partido muy tranquilo para los de Manzano. Los sevillistas sentenciaron en la primera parte -con tres goles- ante un rival bastante flojo. Así, se redimieron de la goleada recibida por el Barcelona.

Paco de la Villa. No hubo más historia que la desplegada por el Sevilla en la noche de hoy. Desde el comienzo –gol de Alfaro de cabeza en el minuto 9– los de Manzano dibujaron un partido fácil para dejarlo sentenciado antes del descanso. El rival, aún ofreciendo dureza, sólo lo intentó al final cuando los locales pensaban en el vestuario.

Capel entraba desde la banda cuando quería –cuando no le hacían falta-, el centro del campo movía con criterio el balón y la delantera, eso sí, pudo estar más acertada. El segundo llegó a la media hora, pero antes pudo haber varios. Cigarini marcó un golazo de falta y justo antes del descanso, el tercero. Negredo estrelló un zurdazo en el larguero y Alfaro –segundo suyo de la noche- se aprovechó del rechace para rematar de cabeza en plancha.

Los ucranianos no sabían jugar otra cosa que cortar el juego con patadas, no castigadas por el árbitro. Fernando Navarro –sustituido en el descanso- y Capel recibieron duras entradas. Pero los de Nervión seguían con lo suyo y así llegó el cuarto. Negredo –que lo había hecho todo en el partido- se aprovechó esta vez de un rechace del meta Tlumak.

De ahí hasta el final, excesiva aunque controlada tranquilidad. Los sevillistas pensaban ya en el partido del lunes frente al Valencia y no había porqué forzar la máquina. De nuevo el Pizjuán vió ganar a su equipo en competición europea, y como líderes de grupo.

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