Importantísima victoria europea ante el Spartak de Moscú en un partido que los de Berizzo dominaron durante 78 minutos con los goles de Lenglet y Banega. Sin embargo, una acción aislada metió en la pelea al Spartak a doce para el final y tocó fajarse para evitar un empate que habría sido a todas luces injusto

Había que ganar como fuera y así lo hizo el Sevilla FC este miércoles en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante el Spartak. Los primeros 78 minutos fueron de dominio y temple de los de Berizzo, que tenían muy claro cómo evitar lo que ocurrió en la jornada anterior en Moscú. Lenglet y Banega pusieron el partido de cara, pero a doce para la conclusión todo se complicó con el tanto de Zé Luis. Con tanto en juego y los rusos arriesgando tocó apretarse los machos, con la afición esforzándose para que la ventaja no se escapara. Salió cara y el equipo nervionense vuelve a la zona de clasificación a dos jornadas para el final.

No había escondido sus cartas Carrera y tampoco quiso ir al despiste Berizzo, pues su equipo fue arriba desde el primer momento, tanto con balón como sin él. Los activos mediapuntas sevillistas, acompañados de Ben Yedder, iban muy arriba a intentar robar, complicando la salida de un Spartak que no conseguía tampoco espacios a la espalda de Lenglet y Kjaer. Un disparo demasiado cruzado de Banega fue el primer aviso nervionense y Nolito insistió con un disparo que sacó de puños Selikhov. El balón y las transiciones eran patrimonio de los de casa, pero es verdad que hacía falta esa última conexión que dejara a los de arriba en disposición de marcar. Tuvo que ser a balón parado como se desatascara la situación, con un córner botado por Banega desde la derecha y un cabezazo de Lenglet en el segundo palo. El primer paso estaba dado.
Es verdad que, tras el importante esfuerzo de esa primera media hora, el Sevilla cedió en parte la posesión a los rusos, que tocaron con menos agobio hasta el descanso pero sin ocasiones claras para conseguir el empate. De hecho, el único tiro a puerta reseñable para los de Massimo Carrera llegó con una falta directa que acertó a enviar a córner Sergio Rico junto al palo izquierdo. El Sevilla agradeció el descanso en un partido de mucha intensidad en el que la afición también supo jugar su importantísimo papel en una noche tan importante.

Misma dinámica en el inicio de la segunda parte, con un Sevilla que recuperó el balón e inquietó en campo ruso, aunque quizás con menos empuje que cuando necesitaba hacer ese primer gol. Nolito tuvo el segundo a los cuatro de juego, con un desplazamiento en largo de Lenglet que cazó Nolito entre líneas. El sanluqueño controló, ganó la posición en la media luna del área y remató cruzado, pero el balón salió fuera por milímetros cuando ya se cantaba el tanto. Por suerte, diez más tarde sí que lo firmaba Banega con un disparo de mucha rosca desde la frontal, imposible para Selikhov. Tranquilidad que pudo ser mayor con un remate de Ben Yedder que sacó bajó palos la zaga moscovita, siendo incluso necesario el dictamen del «ojo de halcón».
Y casi en la única acción hilvanada de ataque visitante, gol para devolver la intranquilidad a la grada. Internada de Glushakov, que tras controlar con el hombro dispara a las manos de Rico. El rechace, sin embargo, quedó franco para que el recién salido Zé Luis descontara el 2-1. Para entonces Navas y Krohn-Dehli ya había sustituido a los activos Sarabia y Banega, mientras que el tercer cambio obligó a salir a Corchia por un tocado Gabriel Mercado. La tranquilidad de los primeros 78 minutos se terminó con la estrechez en el marcador, pero por suerte el Spartak tuvo más intención que acierto en una recta final de lo más tensa.

Al final, tres puntos de oro que sirven para volver a la segunda posición y no perder la estela del Liverpool FC, que en la penúltima jornada tendrá que visitar el Sánchez-Pizjuán con las espadas en todo lo alto. La cita será el martes 21 de noviembre en Nervión.