El equipo de Antonio Álvarez deberá remontar la próxima semana en Sevilla/sevillafc.com

Esta vez fue al revés. La primera parte, mejor. La segunda, se torció. Tanto que el resultado final, aunque no nefasto, no es lo que se esperaba. El equipo que estará en esta edición de la Champions se decidirá en el Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla tiene 90 minutos para desplegar (e intentar imponer) su juego en casa.

Sara Domínguez. Caras A y B las vistas en el estadio Axa. La A del Sevilla se vio en la primera parte, con dominio, con control. El Braga se limitaba a correr tras el balón, ejerciendo gran presión sobre los jugadores blanquirrojos e intentando liarla a la contra. El peligro creado por los sevillistas era escaso y la definición, inexistente.  Con el partido en tablas, ambos equipos se marchaban al vestuario.

En la segunda parte, la cara A del Sporting de Braga cogió al Sevilla por sorpresa. Los portugueses ya no se preocupaban tanto en correr tras el balón y ejercer presión, sino que comenzaron a ser habituales las llegadas al área de Andrés Palop.

Mientras, el Sevilla se impacientaba, se ponía nervioso. No sacaba ni un balón jugado del área, ni daba tres toques seguidos. Y claro, ante tal situación, llegó el gol del Braga. Fue de Matheus, que logró mandar al fondo de la red un primer rechace de Andrés Palop.

Solo en los últimos minutos el Sevilla tuvo intentos dignos. Aunque, ya para entonces, la férrea defensa del Braga no iba a dejar que se profanase su portería. Navas y Perotti, en asociación, centraban y centraban balones al área que no conseguían rematar los delanteros nervionenses. Así se llegó al final, y comenzaron las esperanzas de que en el Sánchez Pizjuán todo sea distinto. Claro que antes hay una cita en el Camp Nou.

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