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El Sevilla completa su peor semana de la temporada y le sirve en bandeja la victoria al Atlético de Madrid en su visita al Calderón.

El Sevilla FC se va de vacío del Vicente Calderón después de protagonizar uno de los partidos más planos de la temporada. El conjunto nervionense no estuvo a la altura de la envergadura del encuentro, apenas inquietó a Oblak y fue superado por un Atlético de Madrid que tampoco ni siquiera tuvo que apretar para apuntarse el triunfo que logró gracias a su potencial a balón parado y a la poca resistencia que encontró en un Sevilla que claudicó tras encajar el 2-0.

Después del varapalo de Leicester, el Sevilla visitaba el Calderón con la necesidad de dar un golpe sobre la mesa y recuperar la autoestima perdida en las últimas semanas. Para la ocasión, Jorge Sampaoli apostó por un dibujo similar al de Inglaterra, con defensa de tres centrales y dos carrileros largos, si bien en esta ocasión Sarabia jugaba más adelantado. No se apreciaron las diferencias, sin embargo, en el desempeño nervionense. Como el martes, el Sevilla salió con apatía, sin transmitir y poniéndoselo demasiado fácil a su rival.

Al Atlético le hacía falta muy poco para meter a los nervionenses en su área. Sin hacer nada del otro mundo, de hecho, los colchoneros se pusieron por delante en el marcador, después de que Godín rematara dentro del área libre de marca una falta botada por Koke. La respuesta del Sevilla fue tibia y se llegó al descanso sin que los hispalenses hubieran rematado una sola vez a puerta.

En el intermedio Sampaoli sacó a Jovetic por Lenglet, seguramente buscando cohesionar la zona de ataque, donde Ben Yedder andaba perdido en solitario. Con el montenegrino en el campo hubo diez buenos primeros minutos en los que el equipo por fin llegó con cierta claridad e incluso puso a prueba a Oblak, pero todo se fue al garete cuando a media hora de final Griezmann clavó una falta desde la frontal.

Los ánimos del Sevilla, que no eran muchos, se desplomaron por completo. Iborra y Correa saltaron al campo, pero el Atlético jugaba a placer y no cambió nada. El partido estaba demasiado lejos para el Sevilla, apesadumbrado y roto por instantes, y Koke incluso lo ponía más difícil haciendo el tercero, si bien en el tramo final Joaquín Correa, con una gran acción personal, maquillaba el resultado. Con el gol del argentino, los nervionenses amagaron con la heroíca con varias faltas peligrosas, pero todo era demasiado tenue como para esperar algo positivo de una tarde verdaderamente aciaga.