iborra celebra un gol 1

Triunfo de mucha jerarquía de un Sevilla que tuvo que sobreponerse al mal estado del terreno de juego y hasta a dos ventajas de Osasuna.

La entrada de Sarabia y el gran estado anímico de los nervionenses, claves para una victoria que mantiene al equipo segundo.

 

El ritmo frenético del Sevilla FC no cesa. Después de la sobredosis de azúcar tras derrotar al Madrid había dudas en torno al rendimiento del equipo en un campo tan complicado como El Sadar, con independencia de la posición en la tabla que ocupe Osasuna.  Pero el Sevilla de nuevo demostró su fuerza y su inmenso estado de confianza. El partido no fue el mejor, y aun así, incluso sin tener su mejor día y hasta viendo como Osasuna por dos veces se ponía por delante, la determinación de los hombres de Jorge Sampaoli de ir a por el choque a toda costa acabó marcando la diferencia.

 

El Sevilla está que se sale. Ésa es la principal lectura que hay que hacer de un encuentro alocado y tremendamente difícil. Por momentos a los nervionenses se les volvió a atragantar un equipo de la zona baja de la tabla. No lució su mejor versión el conjunto de Sampaoli, aunque bien es cierto que en Pamplona eso no siempre es posible. Era un partido que invitaba más a fajarse que al toque y la posesión prolongada, principalmente por las malas condiciones del césped. Pero pese a las circunstancias desfavorables los sevillistas, aunque sufrieron, supieron dar la cara en el cuerpo a cuerpo por el que discurrió gran parte del envite.

El choque comenzó bravo, con una superficie que no ayudaba para a los visitantes. Osasuna se jugaba la vida en cada lance y de hecho se puso por delante con el cuarto de hora cumplido, tras aprovechar Sergio León un saque de banda muy mal defendido por los hispalenses. Con el marcador a favor Osasuna jugaba con mucha comodidad. El Sevilla no se encontraba, apenas salía nada, pero no por eso dejaron de insistir los nervionenses. La persistencia encontró premio a poco del descanso, después de que Iborra dentro del área remachara un servicio de Jovetic, que a su vez había cazado el rechace al palo de un colosal remate lejano del valenciano. Lo mejor al descanso era el resultado, porque Sergio Rico tuvo que emplearse a fondo, sobre todo con una intervención fantástica ante una falta de Roberto, para evitar daños mayores.

El intermedio debía servir para reajustar las ideas, con el buen sabor de la igualada de Iborra. Pero la claridad tampoco llegó en la reanudación, pues la propuesta del Sevilla se hacía muy difícil por las condiciones del campo. Osasuna seguía encontrándose más cómodo y otra vez volvía a adelantarse, en esta ocasión por un despeje en propia puerta de Iborra. Tocaba luchar de nuevo contra corriente, pero por fortuna el empate no se hizo esperar, con Iborra nuevamente como protagonista. El valenciano de cabeza mandó a la red un rechace a remate de Ben Yedder, que había sido genialmente asistitido por Jovetic.

El segundo empate del Sevilla mató anímicamente a Osasuna. Y en ese momento, con 25 momentos por delante, Jorge Sampaoli hizo el movimiento que dio la victoria a los suyos. Convencido ya de que jugar por abajo era imposible por las condiciones del césped, el argentino sacó a Sarabia por Mercado, buscando con los centros medidos del primero generar por arriba el peligro que no llegaba por abajo. Y el madrileño, como cada vez que sale desde el banquillo, cumplió con su papel de revulsivo. Sus continuos envíos al área hacían presagiar lo que terminaría por llegar a diez del final, cuando Franco Vázquez ejecutó de cabeza un saque de esquina de Sarabia. En la jugada anterior otro centro de Sarabia fue cabeceado por Rami, que sacó Mario in extremis.

 

Con el tercer gol y lo mucho que se había sufrido, tal vez lo lógico hubiera sido dar un paso atrás y conservar el resultado. Pero nada de eso, el Sevilla fue decididamente a por el cuarto y lo logró gracias a un remate desde la frontal de Sarabia. El madrileño completaba una formidable actuación, con un tanto que le confirmaba sin duda como el verdadero hombre del encuentro. Osasuna recortó distancias en el descuento, pero el partido ya estaba a buen recaudo para un Sevilla que sin poder hacer su fútbol, incluso siendo superado en la primera mitad, volvió a hacer de su voluntad y ambición su mejor arma.