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El Sevilla mandó en el juego, pero las ocasiones las tuvo el Villarreal. Sergio Rico, soberbio, salvó el empate con varias intervenciones espléndidas.

Al Sevilla FC no le bastó con dominar la posesión en El Madrigal para imponerse en un choque que en realidad a los puntos quien más opciones tuvo de ganarlo fue el Villarreal. El equipo de Jorge Sampaoli fue incapaz de traducir su dominio en ocasiones, errando casi siempre en el último pase, con demasiadas imprecisiones. Las ocasiones, numerosas y claras, las tuvo el conjunto local, pero Sergio Rico estuvo inmenso y salvó un punto que habrá que hacer bueno en la siguiente jornada.

Después de la arrebatadora imagen dada por el Sevilla el pasado sábado ante el Espanyol estaba por ver si como visitante ante un rival directo el equipo nervionense iba a exhibirse de forma similar. No fue así, fundamentalmente porque sus constantes llegadas se perdieron en malas elecciones en la última acción, pero también porque el equipo lució mucho más comedido, jugando con un solo delantero y con cuatro atrás, si bien Mariano se proyectaba en ataque como carrilero.

En los primeros compases, de hecho, el protagonista fue el Villarreal, que con una presión sofocante atoró a los hispalenses y generó peligro. Sin embargo, una vez que Franco Vázquez y Vitolo empezaron a ayudar en la salida de la pelota el equipo tomó aire y comenzó a mostrarse en ataque, aunque abusando de las subidas por banda de un Mariano que puso cerca de diez centros al área a lo largo de todo el partido. El brasileño, como el resto de jugadores en los metros finales, no tuvo su idea.

En la primera parte el peligro del Sevilla se redujo a los pases de Mariano, pese a que manejaba el cuero con solvencia y sólo pasaba apuros cuando fallaba en pases en su propio campo, situación que se repitió más de la cuenta. En la reanudación el partido incluso comenzó a complicarse, porque el Villarreal tuvo diez minutos vibrantes con ocasiones clarísimas de Trigueros y Santos Borré que Sergio Rico desbarató con sendas intervenciones de mérito.

Buscando mayor profundidad, Sampaoli puso en el campo a Ben Yedder por Kiyotake con media hora del final. El galo se quedó en la punta y Vietto retrasó su posición. La variación táctica no surtió efecto. Las llegadas del Sevilla, que en el segundo acto lo intentaba también por la izquierda, continuaban perdiéndose por la inexactitud en el último pase de todos sus hombres sin excepción. De hecho el Sevilla dispuso de una ocasión de golpe franco con el tiempo ya cumplido, pero el saque acabó en las manos de un Asenjo que pasó prácticamente desapercibido.

El partido terminó con la sensación de que ambos equipos daban por bueno el empate. El Sevilla FC tuvo más de un 62 por ciento de la posesión, pero le valió para muy poco, porque a la hora de la verdad no supo desarmar la bien plantada defensa amarilla. El Villarreal, con mucho menos, generó mucho más, sobre todo con su asfixiante presión en los comienzos de cada tiempo. Sin embargo, Sergio Rico brilló con luz propia y amarró un punto que en un campo como El Madrigal siempre se tiene que calificar como positivo.