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“Banda derecha para el chaval de Los Palacios. La va a poner. La pone dentro del área. Ahí está, ahí está Puertaaa. GOOOOOOL. Puerta Gol. Puerta Gol. Puerta Gol”, así narraba Jesús Alvarado el gol que cambió la vida del Sevilla Fútbol Club.

Era un caluroso jueves de Feria. Un 27 de abril de 2006. Minuto 100 de la vuelta de las semifinales de la extinta Copa de la UEFA en un partido que disputaban el Sevilla y el Schalke 04. Dorsal 27 a la espalda y una zurda de diamantes que acariciaba la bola para dormirla en la zona izquierda de la malla protegida por el guardamenta del conjunto alemán. Antonio abría la puerta a la primera final europea de la historia del sevillismo. Ahí empezaba todo.

Han pasado diez años desde ese mítico momento. Reconócelo, vuelves a visionar la jugada en tu mente y te recorre un escalofrío. ¿Cuántas veces la has recordado? ¿Cuántas veces se la contarás a tus hijos? ¿Y a tus nietos? Estuviste allí. La viste por televisión. La escuchaste por la radio. Sabías que ya nada iba a ser igual. Nuestro Sevilla, tu Sevilla, llegaba a una gran final. Han pasado diez años desde entonces y cada jueves de Feria recordamos ese momento.

El destino ha querido que otro jueves de Feria volvamos a teñir de rojo las gradas del Ramón Sánchez-Pizjuán. Justo una década después del prodigioso gol de Antonio Puerta. Somos más viejos y tenemos más títulos y finales a nuestras espaldas, pero la ilusión y el espíritu están intactos. Te levantarás el jueves y solo tendrás una cosa en mente, ganar y pasar a otra semifinal. Luchamos por llegar a la gran final que nos permitiría jugar por el quinto paragüero, el tercero de ellos de forma consecutiva. Casi nada.

No, no queremos ni por un segundo pensar que ya ha acabado aquí el camino. Se ha sabido saborear cada instante de gloria. El destino nos ha traído al mismo lugar que hace una década, a un partido decisivo en competición europea. No debe haber lugar a la sorpresa. Que nadie se relaje. Serán 90 minutos –como mínimo– muy largos. El Sánchez-Pizjuán debe ser una auténtica caldera. Desde el club han pedido que Nervión reventara. Reventará. Reventarán las gargantas de los más de 40.000 sevillistas que se den cita allí. Respetemos al rival, un gran Athletic Club, que vendrá con ganas de sacarse la espinita que le clavamos en San Mamés. Un león es un león, por mucho que esté herido.

El Sevilla de las grandes citas tiene que aparecer el jueves. ¿Dónde estabas hace diez años? No lo sé, pero sí sé dónde estarás ahora. Presume orgulloso. Levanta la cabeza y grítalo hasta que llegue allí donde el viento da la vuelta: ¡Vamos, mi Sevilla! ¡El jueves échale huevos!