El Sevilla, con la firma de Kevin Gameiro, liquida al Basilea con diez minutos fulminantes antes del descanso.

Con paso firme, mereciéndolo e incluso sobrándole toda la segunda parte, el Sevilla FC selló su pase a cuartos de final ante el Basilea en una noche que dominó de cabo a rabo y que sólo tuvo emoción hasta que con la media hora cumplida Rami desniveló el marcador con un cabezazo por abajo de mucho mérito. El Basilea tuvo su momento, precisamente con otro cabezazo de Rami, esta vez en propia puerta, que David Soria sacó con una estirada soberbia. Minutos después Gameiro cogió la ametralladora y llenó de plomo a los suizos, con dos goles en dos minutos, que dejaron a los suizos vistos para sentencia antes del descanso.

Pese al apacible desenlace, en la previa el partido tenía su intríngulis, porque el 0-0 de la ida podía volverse una amenaza si el Basilea era capaz de marcar pronto o incluso si lograba sujetar al Sevilla y aguantar el empate hasta el segundo tiempo para generar dudas en los locales. El Sevilla, no obstante, lejos de especular salió por derecho a por el partido. Emery no escatimó desde el banquillo y puso en liza un once de gala, con Gameiro en punta, y David Soria bajo de palos. El dominio fue total desde el principio, pero el Basilea, bien plantado, evitó con solvencia los primeros intentos de abordaje, si bien las llegadas eran constantes y el gol nervionense se intuía. De tanto empujar el muro acabó cayendo en el minuto 35, después de que Rami, con un testarazo dificilísimo, aprovechara un saque de esquina botado por Reyes. Del utrerano hoy se esperaba un paso adelante y lo dio con creces.

A raíz del gol de Rami, otro más en una jugada a balón parado, se precipitaron los acontecimientos, viviéndose de ahí al intermedio diez minutos verdaderamente trepidantes. El Basilea se estiró, pero cuando tuvo que estar, David Soria dijo presente por todo lo alto, con una mano extraordinaria para sacar un cabezazo de Rami que se colaba en su portería. De lo que pudo ser el 1-1 a una sensacional internada de José Antonio Reyes por la derecha, que tras colarse hasta la cocina dio un letal pase de la muerte para que Gameiro, con la caña preparada, remachara con calma y en dos tiempos.

El segundo tanto local noqueó al Basilea y el Sevilla, que intuyó la hemorragia de autoestima, pisó el acelerador. Krohn-Dehli se estrelló con el larguero, en lo que pudo ser el tercero, pero se desquitó a la siguiente, recuperando la bola cerca del área, penetrando por la izquierda y picándola para que Gameiro, que llegaba con todo, hiciera el tercero exhibiendo ese instinto asesino que sólo tienen los goleadores de prestigio. El francés conectó el centro de Krohn-Dehli con un cabezazo seco que se estrelló en el larguero, pero él mismo desde el suelo cazó el rechace con la diestra y mandó el cuero dentro. Sensacional en la doble ejecución.

Con todo resuelto antes del descanso, la segunda parte fue un trámite en el que se mantuvo el equilibrio y se bajaron las revoluciones. La mejor noticia fue que Krychowiak, tras casi dos meses fuera del equipo por lesión, volvió a pisar el terreno de juego. Antes que el polaco salió Escudero y después Fernando Llorente, que suplió al matador, al que siempre está, marcando como esta noche o esprintando y asistiendo como el pasado domingo… Kevin Gameiro, otra vez él, puso al Ramón Sánchez-Pizjuán patas arriba, tras su enésima exhibición de pegada en Nervión en esta temporada. Fue el epílogo a una nueva noche feliz en Europa que pone al campeón de la Europa League en cuartos de final. El idilio con la copa que cambió la vida al Sevillismo continúa.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.