El Sevilla vuelve a superar un momento crítico con un partidazo en el Sánchez-Pizjuán, incluso remontando un adverso 1-2 en el descanso.

El Sevilla FC siempre vuelve en el Ramón Sánchez-Pizjuán. No es la primera vez que le ocurre en esta temporada. No es la primera vez que comparece en casa en el alambre, en situación crítica por su enésimo traspié a domicilio. Y no es la primera vez que se crece y se multiplica ante las adversas circunstancias, respaldado por su hinchada, impulsado por ese punto de coraje que le hace diferente cuando juega como local. Esta vez el que estaba en frente era todo un Villarreal, que puso el listón muy alto, pero que acabó sucumbiendo ante la raza de este Sevilla que todo lo puede al calor de Nervión.

Después del decepcionante encuentro ante el Getafe y el desabrido paso por Basilea, el Sevilla se jugaba ante su gente un nuevo encuentro al límite. Y lo hacía ante un rival poderoso como el Villarreal, sólido en la cuarta plaza y con unos números defensivos tan sólo superados por el Atlético de Madrid, hasta este domingo. Pero al Sevilla no le tembló el pulso pese a la difícil coyuntura. Como casi siempre cuando juega como local, salió a mandar y mandó, generó ocasiones y se puso por delante en el minuto 23, después de que Iborra culminara a placer una sensacional contra, que emergió con una delicadeza de Konoplyanka y tuvo continuidad en una eléctrica galopada de Gameiro, que sin meter la pelota en la red rubricó con su velocidad el tanto. Fue una de las muchas carreras del galo que puso en pie a Nervión.

El Sevilla abría brecha de forma justa, porque lo buscaba y lo merecía. El partido se ponía de dulce, pero el que estaba en frente es uno de los mejores del campeonato y no tardó en demostrarlo. En apenas un cuarto de hora, con dos tantos de Bakambu, el Villarreal ya le había dado la vuelta al marcador, en el segundo con una soberbia asistencia de Adrián que por momentos dejó helado el Sánchez-Pizjuán. El Sevilla no había jugado hasta ese momento para ir perdiendo.

Después de muchos meses el Sevilla se veía por detrás en el marcador, golpeado por un eficaz Villarreal, que enchufó las dos que tuvo. Unai no tocó nada en el descanso, porque el equipo estaba generando juego y ocasiones, que es de lo que se trata. Los nervionenses salieron bien, como en el primer acto pisando área contraria con relativa facilidad. Pero faltaba ese último pase o remate que no llegaba. El Sevilla lo rozaba, pero le faltaba esa pizca de precisión, a lo que colaboró Víctor Ruiz, introduciendo en la red un pase de Konoplyanka que supuso el empate.

El Sevilla, espoleado por su afición, tocó arrebato. Los nervioneneses cuajaron quince minutos de fútbol muy buenos, percutiendo por la derecha con pericia, pero sobre todo con constancia. Krohn-Dehli desquiciaba entre líneas a los amarillos y Banega afinaba acolchado en la diestra en busca del tercero. El tercero iba a llegar de una forma u otra, pero lo hizo de la mejor, con un fascinante trallazo de Konoplyanka que sorprendió a Areola. El ucraniano redondeaba una gran actuación, participando en los tres primeros goles.

Con ventaja en el marcador el Sevilla jugó su partido, pero el arbitraje de Velasco Carballo, expeditivo siempre a favor de los visitantes no ayudaba y la cosa se puso fea cuando Banega se iba a la calle por doble amarilla. El Sevilla sólo encontraba oxígeno con las enormes carreras de Kevin Gameiro, que con sus explosivas arrancadas levantaba al Sánchez-Pizjuán. El Sevilla sufría, por momentos demasiado. Sergio Rico sacó una mano prodigiosa ante Baptistao y Rami, con Rico batido por una precipitada salida, interceptó por abajo providencial un remate de Bakambu que iba para adentro.

Cuando más padecía el Sevilla, Gameiro una vez más se subió a la moto, apretó el puño, dejó atrás a su par y se plantó ante Areola, que le ganó la partida, pero que no pudo hacer nada ante el rechace del remate del francés, que cayó en zona franca para que José Antonio Reyes remachara a placer. Y así, sufriendo y gozando hasta el mismo descuento, con total justicia, el Sevilla se abrochaba un triunfo que le impulsa en sus aspiraciones europeas. En casa ya son 13 victorias consecutivas en Liga. Esta vez en frente estaba el Villarreal, que llegaba con 19 goles encajados en 28 encuentros. Y el Villarreal se llevó cuatro. Es la ley del Sánchez-Pizjuán.

 

Crónica facilitada por el Sevilla FC