Prueba de nivel ante un Villarreal más defensivo, menos ‘jugón’, más fuerte mentalmente y que no sufre sin balón. No obstante, sus números en Nervión no son buenos.

 Es una cita clave para vislumbrar el desenlace de la Liga. Los dos mejores equipos de la segunda línea de la competición se ven las caras este domingo para dirimir quién puede con quién. Tarde dominical a la antigua usanza que ayudará a marcar la tendencia en lo que resta de torneo. Partido en la cumbre para ilusionarse. Los de Emery le tomaron la medida el curso pasado a un submarino amarillo que cayó cuatro veces (dos en Liga y otras dos en la UEL). Pero las cosas cada año son distintas. Este equipo de Marcelino, a imagen y semejanza del técnico asturiano, es el mejor Villarreal de los últimos años, con puntuación histórica a estas alturas de la Liga. Muy trabajado y con pocas piezas de renombre, es mucho más compacto que el año anterior, más defensivo y sólido en retaguardia, quizás menos ‘jugón’ e incluso no sufre en demasía sin tener el balón, una de sus asignaturas pendientes de antaño.

Este Villarreal, que lleva 13 jornadas agarrado a la cuarta plaza y no ha bajado nunca esta Liga de la sexta posición, ha aprendido a manejar la regularidad, es más fuerte mentalmente y juega colmado de confianza. Es más sólido atrás. Pero, fútbol es fútbol, al mínimo amago del Sevilla de tratar de darle alcance -pese a la nefasta racha foránea, pero asentado en su fortín de Nervión- también los levantinos han empezado a tener dudas razonables y miran hacia atrás intuyendo el aliento competitivo de los nervionenses. También fallan: de seis puntos han sumado uno. Los sevillistas, dejando a un lado las matemáticas, deben ir partido a partido, que diría Simeone, y -sin ir más lejos- plantar sus argumentos este domingo para intentar engrosar además sus buenos números de local ante los castellonenses.

Datos hay muchos para extraer valoraciones, aunque la cita hay que jugarla sin pensar en ellos. Con todo, en los 13 enfrentamientos ligueros en el Sánchez-Pizjuán entre ambos, desde que en 2002 el Villarreal irrumpió en la élite, el Sevilla logró 10 victorias por sólo dos de los amarillos, con un empate a cero reciente (mayo de 2014). Con 22 goles locales y 10 visitantes. En los siete últimos choques disputados, la única derrota blanquirroja (1-2) fue en febrero de 2012 y se produjo con García Toral en el banquillo sevillano. Goles de Borja Valero y Camuñas, con autogol de Bruno Soriano para el Sevilla. El triunfo más reciente fue el sorprendente 2-1 de octubre del 14. Gol de Vietto en el 79’, y cuando la grada se temía lo peor, gol de Denis Suárez en el 88’ y otro posterior de Bacca en el 93’,  tras un penalti claro.

Lo más novedoso del conjunto de Marcelino es su solidez defensiva. Lo está demostrando además en Europa ante rivales de peso. En Liga lleva seis partidos fuera seguidos sin perder: dos victorias y cuatro tablas, las tres últimas por 0-0. Su balance goleador es 11-11 a favor-en contra. La ida en El Madrigal rompió la buena racha sevillista ante los amarillos: 2-1, con goles de Mario y Bakambu -delantero en racha-, recortando Llorente a pase de Konoplyanka. Entre el riojano y Soldado (baja por sanción) se cruzan similares datos: tanto uno como otro han hecho seis goles al contrario en 13 partidos.

El quinteto de artilleros más destacados que marca la diferencia en los amarillos lo forma el citado congoleño con 8 dianas (4 de ellas asistido por Soldado), Bruno (5), Soldado (4), Leo Baptistao (3) y Denis Suárez (3), ex sevillista que está cuajando una buena campaña. El gol nervionense lo sigue sustentando Gameiro (13), ayudado por un Banega (5), su mejor registro anotador en un solo curso, y Llorente e Iborra, 4 cada uno. Todos ellos tienen la llave de la victoria, ya que lo que primará será el cerrojo defensivo que sea capaz de demostrar ambos equipos. Cita en las alturas que sin duda marcará el camino a seguir en lo que resta de Liga.