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El Sevilla logra el pase a octavos, pero pierde ante un Molde que fue mucho más efectivo que el conjunto de Unai Emery.

El partido ante el Molde era a priori un trámite para pasar a octavos de final y como tal se resolvió, el pase, que no el encuentro, cuyo desarrollo no tuvo el desenlace que cabría esperar, sobre todo por las ocasiones que tuvo el Sevilla. El campeón cayó en el Aker Stadion víctima de una noche errante en la pegada y de una concesión fatal en defensa que los noruegos aprovecharon justo antes del descanso, para incluso dejar abierta la eliminatoria en la segunda mitad. Sin embargo, más allá de su encomiable voluntad, incluso con todo el segundo acto por delante para buscar la épica, el Molde ofreció poco, inocuo para poner de verdad en peligro los octavos.

Lo cierto es que el Sevilla comenzó bien, presionando arriba y poniéndole ganas. No hubo salida en arrebato del Molde, nada de eso. Los noruegos jugaban con mucha discreción, demasiada, recurriendo al balón aéreo como único recurso, donde David Soria respondía impecable. Las ocasiones eran del Sevilla. Llorente la tuvo con un remate de mérito que se fue por muy poco, Fazio también estuvo cerca, pero sobre todo Konoplyanka, que erró a la hora de rematar cuando lo tenía todo a favor dentro del área, y Banega, con un lejano latigazo soberbio que se estrelló en el larguero, acariciaron el primero.

Con el partido aparentemente controlado, el Sevilla rebajó las revoluciones aguardando al descanso, pero antes del intermedio el Molde dio la sorpresa, aprovechando Heirik Hestad un mal despeje de Fazio para fusilar a Soria y poner emoción, aparente emoción más bien, a un choque que los nervionenses debían haber matado en la primera media hora.

Pese al gol del Molde, la hipotética agitación local que cabría esperar que llegara tras el descanso no fue tal. El Molde daba la cara y ponía todo su amor propio, pero lucía demasiado cándido para hacer daño a un Sevilla que incluso tenía oportunidades para lograr el empate, pues de hecho Flo sacó en la línea un remate de Banega y Kolo se encontró acto seguido con la madera.

En la recta final, bajo una intensa aguanieve, el Molde subió la hostilidad e incluso en algún momento dio la sensación de poder meter en algún aprieto a un Sevilla que, ya con Krohn-Dehli, Gameiro y Diogo en el campo, miró al reloj más que hacia arriba. Incluso así pudo marcar en el descuento, con varias llegadas de peligro, y lograr un empate que por ocasiones sin duda mereció, más allá de que la imagen no fuera ni mucho menos la mejor, porque porsiempre pensando en la holgada renta lograda en la ida.

Crónica facilitada por Sevilla FC.