sevilla rayo

Nuevo empate a domicilio, pero diferente, muy diferente, valoración del punto con respecto a las dos últimas salidas.

Si en el Calderón y en Balaídos la igualada, por las circunstancias en las que se logró, había que valorarla como buena, la de esta mañana en Vallecas deja un sabor amargo, casi de derrota, porque era difícil pensar que el Sevilla tras la primera media hora, con engulléndose al Rayo, ganando 0-2 y perdonando, iba a acabar cediendo un triunfo que nunca debía haberse esfumado.

El Sevilla, con un once en el que destacaba la presencia de Iborra en la mediapunta y el regreso de Fazio al centro de la zaga, buscaba en Vallecas por enésima vez su primer triunfo fuera en Liga. El buen momento del equipo, invicto desde el 3 de enero, necesitaba un triunfo a domicilio para zanjar esa espita por la que se han ido demasiados puntos en lo que va de campaña. El conjunto de Unai, que también lejos de casa venía de una línea ascendente, encadenando dos empates en campos difíciles con uno menos, parecía que esta vez sí lo iba a lograr, pero lo que se antojaba como una mañana plácida acabó tornándose en una dolorosa decepción.

La primera media hora del Sevilla fue absoluta. El equipo nervionense atacó al Rayo con una presión intensa a la hora de sacar el balón y lo machacó a base de contras y jugadas a balón parado. Los locales no podían superar el acoso sevillista en la línea de tres cuartos y se veían desbordados. Las ocasiones no tardaron en llegar, sobre todo en jugadas de estrategia, donde la altura del conjunto andaluz, con jugadores como Iborra, Fazio, Rami o N´Zonzi se hacía notar. Muy pronto, en el minuto 10, el Sevilla se ponía mandando en el marcador, después de un inteligente saque de esquina en el que las torres arrastraron a los defensas al primer palo y Gameiro remató a bocajarro en el segundo. Juan Carlos reaccionó bien abajo, pero el balón quedó muerto y N´Zonzi lo mandó a la red.

Los mejores minutos estaban por llegar. El Sevilla, siempre a la contra, con Vitolo y Gameiro sensacionales a la hora de cargar al ataque, ponía en serios aprietos al Rayo y en el minuto 20 agrandaba la brecha, después de que Gameiro enfilara por el centro, aguantando bien a que Vitolo le doblara, para habilitar al canario, cuyo remate detuvo Juan Carlos, de nuevo sin blocar, siendo esta vez Iborra quien cazó el cuero para hacer el segundo. El partido iba rodado y de hecho apenas un minuto más tarde el Sevilla tenía el tercero, otra vez con una salida fulgurante en la que Vitolo dejó solo a Iborra, rematando el valenciano al palo. En poco más de 20 minutos el Sevilla había rematado siete veces a portería por ninguna del Rayo.

Paco Jémez, que veía como el Sevilla se estaba desayunando a los suyos, reaccionó rápido, sacando a jugadores de ataque, como Embarba y Manucho, pero desguarneciendo el centro del campo. El Sevilla, por su parte, continuaba aplicando el guión y se ponía de gol con facilidad. Trashorras, de hecho, sacaba bajo palos un remate de Gameiro. El partido estaba claramente para el 0-3, pero con el descanso encimando llegó la mancha a lo que estaba siendo una primera parte impoluta, haciendo Manucho el 1-2, tras rematar totalmente solo un centro desde la izquierda de Embarba.

El tanto del espigado punta local ponía emoción a un choque que hasta ese momento había sido un paseo militar del Sevilla. En la reanudación al equipo parecía que no le temblaban las piernas. Teniendo en cuenta la disposición netamente ofensiva del Rayo, era obvio que si el Sevilla continuaba aguardando su momento a la contra tendría el tercero muy cerca por los espacios que iban a dejar los locales. Y así fue. Nada más comenzar la segunda mitad Gameiro y sobre todo Krohn-Dehli, a puerta vacía aunque algo escorado, tuvieron la sentencia.

El Rayo jugaba a tumba abierta, pero el Sevilla seguía teniendo las más claras y hasta Gameiro era objeto de un claro penalti por Llorente, que Estrada Fernández, muy bien colocado, no señalaba. Más allá de que la pena máxima hay que meterla, lo cierto es que la jugada era de expusión y podría haber sido clave en caso de señalarse. NI siquiera eso, sin embargo, sirve de excusa para lo que llegaría después.

El Sevilla perdonaba en exceso y eso el fútbol de élite te lo cobra. Así ocurrió en el minuto 17, cuando Miku mandaba a la red en el segundo palo un servicio desde la derecha de Bebe que se paseó por el área chica de Sergio Rico. Un partido que estaba para golear se complicaba sobremanera. Increible, pero dolorasemente cierto.

Unai sacó a Banega y Carriço, con el fin de darle empaque y criterio al juego colectivo. El partido se equilibró más. Konoplyanka entró en escena, Dorado, un central, salió a apuntalar a los locales. El tramo final fue más del Sevilla, que resignado a su suerte, o mala suerte, buscaba el tanto de la victoria con más corazón que cabeza. Hasta 17 saques de esquina botaban los nervionenses, que sin embargo una y otra vez se estrellaban contra el desarrollo de un encuentro imprevisible e incluso cruel, en el que el Sevilla, de tenerlo casi todo hecho, perdió una oportunidad pintiparada para sumar de tres, dejándose arrastrar por la locura que propuso Paco Jémez.

Ficha técnica

2. RAYO VALLECANO: Juan Carlos; Tito, Llorente, Zé Castro, Nacho (Manucho, minuto 35), Trashorras, Raúl Baena (Embarba, minuto 27), Pablo Hernández, Jozabed, Bebé (Dorado, minuto 78) y Miku.

2. SEVILLA FC: Sergio Rico, Coke, Rami, Fazio, Tremoulinas, N’Zonzi, Cristóforo (Dani Carriço, minuto 66), Iborra (Éver Banega, minuto 66), Krohn-Dehli, Vitolo (Konoplyanka, minuto 79) y Kevin Gameiro.

GOLES: 0-1, minuto 10: N’Zonzi. 0-2, minuto 20: Iborra. 1-2, minuto 42: Manucho. 2-2, minuto 61: Miku.

ARBITRAJE: Estrada Fernández, catalán. Amarillas para Raúl Baena, Jozabed, Miku, Coke, Embarba, Éver Banega, Pablo Hernández y Llorente.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 25. Estadio de Vallecas.