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El jugador vigués volverá a pisar el Sánchez Pizjuán tras su intermitente e irregular paso por el cuadro nervionense la pasada campaña, esta vez como la estrella del equipo gallego.

El 12 de junio de 2015 se hacía oficial el regreso de Iago Aspas al Celta de Vigo tras su funesto paso por tierras anglicanas y nervionenses. Un barrio de Nervión, que vió cómo, bien por el carácter del vigués que no encajaba con el de su técnico en tierras hispalenses, Unai Emery, o bien, por la propia filosofía del entrenador guipuzcuano, que tiende a dar poca confianza a jugadores jóvenes del perfil del delantero, éste paso sin pena ni gloria al vestir la camiseta del Sevilla FC.

Ocho meses después, regresa nuevamente Aspas a la que fuera pues su casa durante una campaña completa. Una temporada, en la que tras los problemas anteriormente citados, las pocas oportunidades, y su intermitencia e irregularidad, incidirían en que apenas fuera la cuantía goleadora de 10 tantos en 25 encuentros en los que participara.

Y vuelve siendo nuevamente ese estandarte que ya fuera en el conjunto celtiña; ese futbolista que, bien por su naturaleza lugareña, bien por haberse formado en las categorías inferiores de éste, o bien por la calidad más que indudable que sus botas atesoran.

Iago está siendo, no sólo la nota destacada del cuadro entrenado por el `Toto´ Berizzo, bajo el que suma la notable cantidad de 9 tantos en 21 partidos jugados, siendo indiscutible en la punta de lanza de un tridente formado por Nolito, Orellana y el propio Aspas, sino una de las sensaciones de la liga y llamado quizás a ocupar un puesto en la delantera del combinado nacional.

El propio Aspas reconoció ser uno de los encuentros más importantes de su joven carrera futbolística, aunque llega sin ánimo alguno de revancha hacia el conjunto hispalense y hacia su técnico Unai Emery: «Sólo pasé un año allí y no jugué todo lo que esperaba, pero la gente siempre se portó muy bien conmigo. Yo no tengo nada que demostrarle a nadie. Con Unai, no tuve nada más que nuestros roces entre jugador y entrenador».