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Después de una primera parte insignificante, con el Sporting totalmente encerrado, el Sevilla resolvió en la reanudación gracias a la salida de Konoplyanka, que impuso desequilibio, y de Gameiro, que hizo doblete.

Con más trabajo de la cuenta el Sevilla solventó su compromiso ante el Sporting, que vendió cara su piel, pero que acabó derrumbándose ante la perseverancia nervionense. Sin tener su mejor noche, el Sevilla asumió en todo momento el mando frente a un rival que renunció al ataque y jugó a empatar. En la segunda mitad el asedio del Sevilla tomó un punto más de intensidad, sobre todo a raíz de la entrada de Konoplyanka, que dio desborde y ritmo, y el Sporting terminó sucumbiendo ante la persistencia local.

No fue, sin embargo, hasta el minuto 75 cuando el partido se desencalló. Fernando Llorente fue derribado claramente por Luis Hernández, que además se iba a la calle por doble amarilla. Gameiro, que acababa de salir, tomó la responsabilidad desde los once metros, fulminando a Cuéllar, para poner en suerte un choque que por instantes parecía que se iba a escapar. A partir de ahí, alfombra roja para el Sevilla, con Konoplyanka haciendo lo que quería por la izquierda y de nuevo Gameiro machacando con la cabeza a la red, esta vez aprovechando un servicio sensacional del ucraniano.

La victoria hace justicia a un partido en el que el único que quiso ganar fue el Sevilla. El Sporting no escondió sus intenciones desde el principio, muy junto, muy ordenado y muy metido, así como solidario en los esfuerzos. En la primera parte el Sevilla, que jugaba sólo con Vitolo como extremo, pues Konoplyanka comenzó en el banquillo, dominaba pero se mostraba incapaz de desarmar la disciplina de los asturianos, sin generar apenas ocasiones, espeso en exceso.

Pero en la reanudación el partido cambió gracias a la entrada de Konoplyanka, que impuso una marcha más. El Sevilla volcó todo el juego por la izquierda, porque Vitolo también se pasó a esta banda, generando continuas situaciones de superioridad en ataque, así como múliples ocasiones de gol en las que Cuéllar cumplió con creces. Unai dio entrada a Gameiro por Vitolo y ni tiempo tuvo el francés para enterarse, porque al poco de estar en el campo, Llorente, cuya lucha con los centrales era continua y le habían hecho varios penaltis no pitados, fue derribado claramente por Luis Hernández.Tan claro fue que al colegiado, Del Cerro Grande, no le quedó otro remedio que pitarlo.

Tras el penalti el partido fue otro. En superioriad, tanto en el marcador como en efectivos dentro del campo, el partido fue lo que quiso el Sevilla. Gameiro hizo el segundo, Banega se estrelló con el palo, Konoplyanka lo intentó con una acrobacia… Un final, en definitiva, más desahogado de lo que en realidad fue un partido que hasta que desatascó tuvo su guasa, más por la ansiedad de hacer el primer gol que por la réplica que ofreció un Sporting que conforme pasaban los minutos fue perdiendo su consistencia inicial.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.