Un gol en el descuento del fichaje de lujo del Manchester CIty, De Bruyne, hizo que los esfuerzos sevillistas cayeran en barrena tras 90 minutos de control total del juego.
Quizás la frase más repetida sobre esta noche sea en referencia a lo injusto que es el fútbol, la falta de gol del Sevilla desfiguró un choque en el que los hombres de Emery fueron superiores a su rival en todo momento.
El día que Pepe Castro y Monchi diseñaron la plantilla de la ‘Nueva era’ de buen seguro que la idea primigenia era configurar un equipo como el que el Etihad Stadium ha acogido hoy.
La tercera cita del Sevilla en Champions resultó ser una delicia para cualquier aficionado al fútbol, al menos hasta el minuto 60. La ocasión no merecía menos, el pobre rendimiento blanquirrojo mostrado ante el Éibar hacía recelar, pero los hombres de Emery demostraron que se codean con los más grandes por derecho. Actitud, calidad y ataque fueron los ejes por los que el Sevilla se sostuvo durante las tres cuartas partes del encuentro. Konoplyanka se endosó el traje de héroe y aportó, junto a Banega, las mejores jugadas del Sevilla.
Muy bien plantados, los sevillistas, lejos de amedrentarse, dominaron el encuentro ante un rival plagado de nombres de la altura de Yaya Touré, Mangala o el jovencísimo De Bruyne. Pobre consuelo, aun así, para cualquier hincha que vio cómo la mejor cara de su equipo se vió deformada en el minuto 90.
Cierto es que el Manchester City necesitó crear menos de la mitad de ocasiones que el conjunto nervionense para sumar los tres puntos. En cuanto los sevillistas les cedían unos metros, el equipo de Pellegrini se plantaba a las puertas de Sergio Rico. Desde los primeros cinco minutos, el Sevilla dio muestras de que no era el mismo equipo apático de jornadas anteriores. Descarado en ataque y bien plantado atrás, los de Emery se hicieron con el control del encuentro a pesar de las llegadas, a cuentagotas, del City. Y así comenzaron a surgir las ocasiones blanquirrojas bajo la autoría de Konoplyanka, Gameiro o Krychowiak.
Tanto fue el cántaro a la fuente que, tras cumplirse la primera media hora, el protagonista del partido hizo el primer tanto del encuentro. Un gran pase de la muerte de Vitolo a Konoplyanka adelantó al Sevilla, bajo la mirada atónita del Etihad Stadium. Poco le duró la felicidad, cuando más tocado parecía el City y más cerca estaba el segundo tanto de los de Emery llegó el empate, obra de Rami en propia puerta. Un error que no hundió al equipo visitante que siguió peleando hasta el descanso.
La jugada más destacada del líder de la Premier fue, ironías de la vida, de Jesús Navas, el mejor de los ‘citizens’, le ganó la posición en la izquierda a Trémoulinas, cedió a Touré, que se revolvió dentro del área, se deshizo de Kolo y puso el balón al punto de penalti para que rematara Sterling. Rico sacó el esférico, pero el rechazo le cayó a Bony, que con la ayuda de la rodilla de Rami mandó el balón al fondo de la red.
Tras el descanso, la garra sevillista no había decaído, liderados por el ucraniano Konoplyanka que no paraba de generar jugadas y oportunidades que no terminaban de llegar a buen puerto. El City fue espectador y aguardó hasta que el Sevilla errara, protegiéndose de las acometidas rivales como podían.
Fue entonces cuando el técnico sevillista cambió el planteamiento de su equipo con los cambios. Khron-Dehli por Konoplyanka y N’Zonzy por Banega, Emery intentaba dar aire a los dos pilares que más habían dado. Se fueron cerrando las filas blanquirrojas y ambos conjuntos comenzaron a levantar el pie del acelerador, aunque el dominio seguiría siendo visitante.
La catástrofe llegó tras cumplirse el tiempo reglamentario, un error catastrófico de Krohn-Delhi fue aprovechado por De Bruyne en el contragolpe castigando, de forma injusta, al Sevilla. Se complica pues, el pase a octavos del equipo de Nervión, que debe mostrar como mínimo, la imagen de hoy en casa ante City y Juventus.