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El Sevilla FC tiró de oficio y a los 13 segundos el campeón ya ganaba, gracias a una jugada de laboratorio. Mbia y Gameiro, de nuevo de estrategia, hicieron los otros dos goles.

Andalucía, con el Sevilla FC en Europa   En el fútbol de hoy, con tanto vídeo y estudio pormenorizado de cada faceta del juego, pocas cosas se dejan al azar. Por eso a nadie le debe extrañar que a los trece segundos el Sevilla ya se hubiera adelantado en el marcador, helando la ilusión de un Villarreal que desde entonces siempre fue a contracorriente. El primer gol del Sevilla es fruto de una excelsa acción de estrategia, que realza el notable trabajo de Unai Emery desde la pizarra.

Pocas veces se ha visto una jugada ensayada desde el pitido inicial, pero así fue. El Sevilla saca desde el punto central, balón atrás, Pareja la pone en largo, Iborra peina el primero de las decenas de balones que ganaría después de cabeza, Vitolo recoge el cuero, se asocia con Gameiro, que filtra un balón preciso justo por donde entra el canario, que en dos tiempos, con un leve sutil, la empala adentro de zurda. Todo ello en 13 soberbios segundos en los que Unai Emery dejaba claro quién estaba al mando en El Madrigal.  

El Sevilla se zampó al Villarreal desde el tablero, con una exhibición táctica de su entrenador. Consciente de que la importante baja de Bruno y la ausencia por sanción de Pina, Emery rompió con el dibujo que venía utilizando en los últimos encuentros y puso en liza un trivote repleto de músculo y fuerza, sacando a Mbia junto a Iborra y Krychowiak. Gameiro en punta y Tremoulinas en la izquierda eran las otras dos grandes novedades. El Sevilla fue un tanque que arrasó a su contrario en una primera parte formidable.

Después del primer gol, el Villarreal se envalentonó y buscó la igualada. Vietto la pudo lograr en la siguiente acción, pero su disparo se fue al larguero y Cherishev mandó a las nubes el rechace. Fue la única ocasión en la que los locales superaron a los hombres de Unai. El Villarreal lo intentó, metió aceleración a su juego, abrió mucho el cuero a las bandas… Pero al final todos sus intentos acababan en la línea de tres cuartos, con Nico Pareja inconmensurable y Mbia reinando a sus anchas.

El Sevilla avisaba con salidas muy peligrosas a la contra, pero sobre todo administraba de maravilla los tiempos del juego, sacando con mucha limpieza la pelota y recurriendo cuando hacía falta a los desplazamientos largos donde Iborra no tenía rival. El partido se movía en una aparente igualdad, aunque el que verdaeramente estaba comodo, jugando muy centrado atrás y esperando el error del rivalm era el Sevilla. Todo se puso todavía más de cara cuando pasada la media hora, la enésima intentona aérea de los nervionenses acababa con un servicio medido de Tremoulinas que Mbia, esperando el bote con inteligencia, la mandó al fondo de las mallas con un cabezazo inapelable.  

Desde el gol de Mbia al descanso el Sevilla pudo incuso sentenciar en una nueva contra conducida por Gameiro y que acabó con un trallazo de Aleix Vidal al la cruceta. Ahí estabasin duda la sentencia pero la primera parte no dio para más. Quedaba, no obstante, todavía la segunda, que arrancaba como una exhalación. Primero Sergio Rico salva in extremis. En la siguiente acción Vietto remacha a la red una atolondrada jugada y acto seguido el Sevilla, en una nueva acción de estrategia con Pareja, sacando en largo la falta, e Iborra, dejándosela a Gameiro para matar en el segundo palo, por medio, hace el 1-3, haciendo añicos los ánimos revividos de los locales.

Totalmente tocado, el Villarreal sacó fuerzas de donde no tenía para no perderle la cara al encuentro, pero el Sevilla estaba muy bien plantado, verdaderamente a gusto y, ya con Bacca, Banega y Reyes en el campo, amagando de mentira con el cuarto. Los amarillos hicieron su guerra como buenamente pudieron y de hecho tuvieron varias ocasiones, sobre todo una en el minuto 89, con un doble remate a bocajarro de Gerad Moreno que Sergio Rico sacó con manos y rodilla derecho, haciendo gala de espléndidos reflejos.

Esa acción fue el último sobresalto de un partido en el que el Sevilla, muy superior, pasó por encima del Villarreal desde el pitido inicial, nunca mejor dicho. Y todo ello, más allá de las grandes actuaciones de determinados jugadores, con el sello de Don Unai Emery Etxeigoyen, que ofreció un fascinante recital táctico que minimizó el poderío de un rival que apenas lo fue para el campeón.