realsociedad-sevilla-oficial

Partido doloroso el que deja atrás el Sevilla en Anoeta, incluso más que el de Getafe, porque si perder siempre duele, más aún cuando se cae siendo mucho mejor que tu contrario.

El Sevilla fue superior a la Real, tuvo un dominio aplastante, levantó hasta dos tantos en contra y a diez del final, después de un rosario de ocasiones desperdiciadas, se puso 2-3. Pero en diez minutos tiró todo por la borda defendiendo pésimamente dos saques de esquina. Y es por ahí, por su candor en la retaguardia, por donde se escapó un partido que jamás debería haberse perdido por lo mucho que generó el equipo arriba. Sin embargo, una vez más quedó demostrado que sin solidez, sin firmeza, precisamente la principal seña de identidad del equipo, lo que se haga arriba, por bueno que sea, no siempre es suficiente.

El Sevilla hizo todo menos lo esencial, ser él mismo, ser ese equipo fiable y sólido en todas las facetas del juego, que apenas concede ocasiones. Si marcas tres goles a domicilio, te estrellas dos veces con la madera y sacas más de diez córners, lo lógico sería pensar en un triunfo cómodo, hasta demoledor. Pero esos argumentos incontestables no sirvieron siquiera para sumar un punto, porque el Sevilla, que se había sobrepuesto hasta a dos goles de la Real y a un arbitraje inabordable de Teixeira Vitienes, vio en los últimos diez minutos del partido como volaba el 2-3 que había conseguido con total merecimiento, después de protagonizar un fatal golpe a golpe ante los donostiarras. En resumidas cuentas, la Real se aprovechó de la ternura del equipo de Emery a la hora de defender dos jugadas a balón parado, cuando parecía que el partido ya estaba encarrilado.

Es el triste desenlace de un partido que, paradójicamente, dejó una de las mejores imágenes del Sevilla en lo que va de campaña. El equipo, con un defensa inédita, jugando Kolo y Arribas como centrales, escoltados por Diogo y Tremoulinas en los laterales, salió como un tiro y aunque pronto se llevó un palo con el 0-1 de Aguirretxe, no se vino abajo y continuó encimando a la Real hasta empatar al filo del descanso, con un cabezazo de Kolo al bote de un córner, el octavo, de Deulofeu. Subidón de moral para arrancar la segunda parte, pero Teixeira Vitienes le regaló un penalti a la Real nada más salir del vestuario, cayendo en la trampa de Canales ante Tremoulinas. Prieto no desperdició la pena máxima, pero el Sevilla, una vez más, continuó mirando arriba, sin perderle la cara al partido. Arribas, con un remate a bocajarro, y Carriço de un trallazo lejano, se estrellaron con la madera.

El segundo era sólo cuestión de tiempo y acabó llegando con la testa de Bacca, rematando un gran servicio de Banega. Fue la última acción del colombiano, que se marchaba por Gameiro con una brecha en la cabeza. Antes de todo eso Rulli se tenía que haber ido a la calle por arrollar a Diogo, tacos por delante, dentro del área. Pero Teixeira no vio nada… Sí vio, sin embargo, una mano donostiarra clara ante un disparo de Gameiro, que acabó en penalti. El francés no perdonó.

El lado más justo del fútbol relucía en Anoeta. El Sevilla se estaba apuntando un partido que desde el principio le había dado la espalda. Y todo ello con una imagen soberbia en todos los sentidos. Pero cuando mejor pintaba la cosa, llegó la debacle. La gestión de los últimos diez minutos del choque fue horrorosa. La Real empató después de una melé en el área de Rico, que acabó en gol en propia puerta de Arribas. Con 3-3, incluso Denis tuvo el gol del triunfo, pero su disparo cruzado, con todo a favor, se fue fuera… Y en la réplica, de nuevo con un saque de esquina, la Real hizo el cuarto, rematando Xabi Prieto totalmente solo en el primer palo.

El Sevilla hizo todo para ganar, pero también para perder lo que había logrado, con mucho esfuerzo y una actitud sobresaliente, en unos diez últimos minutos fatales en los que el oficio y la consistencia que le ha caracterizado durante gran parte de la temporada brilló por su ausencia… Y asi, por mucho que marques tres goles y juegues de maravilla de cara a la portería contraria, es muy difícil, casi imposible, ganar en Primera División.

Crónica facilitada por el Sevilla FC.