Los de Jiménez desaprovecharon la ocasión de conseguir la excelencia en Europa al empatar a un gol con el Stuttgart. El Sevilla no supo aprovechar su clara superioridad y acabó pagando su tacañería ofensiva en los últimos minutos cuando Kuzmanovic empató el encuentro.
Ángel Espínola. Partido decepción el vivido en el Pizjuán. El Sevilla empató 1-1 ante el Stuttgart en un partido que pudo ganar con comodidad. Los nervionenses vivieron en la primera parte del gol de Jesús Navas en el minuto 13, tras un magnífico pase de Luis Fabiano. Por lo demás, el partido siguió la tónica sevillista de los últimos encuentros. Claro dominio sobre el rival, pero pocas ideas en el ataque. Sólo Capel intentaba penetrar por el costado izquierdo.
El Stuttgart era un simple muñeco movido por los hilos sevillistas. Los alemanes no mostraban signo alguno de poder remontar el partido. Su primer acercamiento a Varas tuvo que esperar hasta el minuto 20. Koné, tras una jugada de mala suerte se lesionó en el minuto 30 y tuvo que ser sustituido por Negredo. El madrileño, no obstante, no aportó mucho más de lo que estaba haciendo el africano.
El Sevilla se fue así al descanso con la sensación de haber perdido varias oportunidades de conseguir una ventaja superior ante un equipo totalmente hundido. Las jugadas ofensivas llegaban, pero no el acierto goleador de los delanteros.
La segunda parte empezó con un ritmo muy distinto a la primera. El Stuttgart salió a empatar el encuentro e hizo a los centrales sevillistas esforzarse al máximo. Ahí nació el gran partido que cuajó Squillaci. Con Hleb a la cabeza, los alemanes eran superiores a un Sevilla que se desinflaba a cada minuto.
Jiménez agotó los cambios pero la estrategia no salió bien. Pues en el minuto 75 Duscher se llevó la mano al cuádriceps y tuvo que abandonar el terreno de juego. El Sevilla tuvo que jugar así los últimos minutos de partido con un hombre menos.
El Stuttgart aprovechó pronto la ocasión y unos minutos después Kuzmanovic empataba el partido con un trallazo desde la frontal del área ante el que Varas nada pudo hacer. De ahí hasta el final, el dominio fue alemán con pequeñas ráfagas de juego ofensivo local.