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Una perspicaz acción de Carlos Bacca puso por delante al Sevilla, que salió con una intensa presión, muy pronto. Con ventaja en el marcador, el equipo conservó su renta con empaque, aunque sufrió más de la cuenta al final, acabando con diez por la expulsión de Carriço.

El Sevilla ha vuelto. La solidez y fiabilidad que tan buenos réditos le dio a comienzos de temporada quedó patente con creces en Vallecas, un escenario siempre complicado, por lo que empujan los locales y las dimensiones del campo, en el que los de Unai Emery hicieron un partido serio y sin fisuras, adelantándose pronto y sabiendo sufrir cuando el partido lo exigió. Con una versión práctica y pocas dudas, en definitiva, y sobre todo con Carlos Bacca marcando la diferencia, los nervionenses se consolidan en la zona alta de la tabla y de alguna forma dan carpetazo a la pequeña crisis de juego, sensaciones y resultados que se generó en el mes de noviembre.

Como en sus mejores partidos a domicilio en esta campaña, como en todos realmente salvo en el Calderón y el Camp Nou, el Sevilla saltó al campo con las ideas muy claras, presionando muy arriba y acosando a su rival. Antes del tempranero gol de Bacca, un robo de balón de Reyes pudo haber acabado en el 0-1, pero Amaya impidió que el cuero llegara limpio a Bacca, que aguardaba con la caña preparada. El colombiano no esperaría la próxima ocasión, sino que él mismo buscaría y lograría un gol que evidencia el talento pero sobre todo el olfato del nueve del Sevilla. Balón largo, los centrales se duermen, Cristian Álvarez se queda a medio salir y Bacca va con todo, se adelanta al portero en la frontal tocando de cabeza y dejándolo atrás, y define a placer para poner en suerte el choque.

La perspicacia de Bacca abrió en canal al Rayo, que sufrió en los minutos siguientes. El Sevilla lo tuvo a su merced, pero no supo meterle, teniendo la mejor ocasión Vitolo en una jugada de nuevo generada con un pase largo que ganaba la espalda a la defensa local. El paso de los minutos equilibró el choque hasta el descanso sin sobresaltos relevantes. En la reanudación el Sevilla salió como al principio, pisando fuerte y cercando al Rayo. Coke, Diogo y sobre todo Vitolo, que con el Cristian batido no ajustó su remate, tuvieron el segundo en el primer cuarto de hora. No sentenció cuando pudo el Sevilla y luego lo pagó sufriendo. Paco tiró de toda su artillería pesada, sacando a Manucho por un mediocentro defensivo. El Rayo se jugaba el todo por el todo y el Sevilla tuvo que remangarse bien para sujetar las acometidas locales, difuminándose totalmente arriba por el empuje local e incluso quedándose con diez por la expulsión de Carriço. Pero en esos momentos críticos al equipo no le temblaron las piernas, exhibió oficio y demostró entereza para abrochar un triunfo importantísimo que zanja muchas las dudas generadas en el mes de noviembre y lo confirman en la zona noble de la tabla.