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Los menos habituales cumplieron con creces, goleando al Sabadell, que comenzó ganando. Partido excepcional de los hombres de ataque, con Reyes espléndido y Iago Aspas exhibiendo un recital dentro del área.

El de esta noche era un trámite que debía dejar algo más que un partido de fútbol intrascendente en una fría noche de diciembre. Al menos eso es lo que pretendía Unai Emery, porque de hecho sacó un once repleto de jugadores del primer plantel y con tan sólo un jugador del filial, Cotán, a buen seguro con el fin de dar minutos a los menos habituales para que sigan ganando revoluciones en su rendimiento. Y la respuesta fue la deseada, pese a que el partido comenzó feo con un tanto del Sabadell, que transformó un penalti cometido por Kolo. Pero el Sevilla no se dejó ir y solventó las dudas, con un partido rotundo de sus tres hombres de arriba, Gameiro, José Antonio Reyes y el goleador por partida triple Iago Aspas.

El Sevilla salió gélido como el tiempo. Le costó, por así decirlo, entrar en calor y de hecho Sergio Rico tuvo incluso que salvar los muebles antes de que el Sabadell hiciera el primero desde los once metros. Tal vez entonces el equipo se dio cuenta que el partido, que no debía tener más historia que la que el Sevilla quisiera, se le podía ir de las manos. Llegó la reacción, impulsada una vez más por un José Antonio Reyes que parece vivir en estado de gracia, iniciando la jugada del empate de Gameiro, que pudo hacer el segundo si no se llega a topar con el palo antes del descanso.  

En la reanudación el partido cayó por su propio peso, en parte por el talento de Reyes, en parte por la exhibición de pegada de Iago Aspas, que ofreció un clínic de remate en toda regla. Primero, amortiguando y esperando lo justo al recibir un pase de la muerte de Reyes, luego con un suave toque de empeine con el exterior que se coló lentamente por arriba, y por último, rematando un nuevo servicio de Reyes en zona letal. Era la fiesta de Iago, pero en el convite se coló Deulofeu, que al poco de salir hizo el 5-1 culminando una rápida transición de ataque.

La superioridad del Sevilla, en definitiva, fue tan patente como el resultado final. Pero más valioso que el abultado marcador, es sin duda comprobar que futbolistas que no están contando con todos los minutos que quisieran, siguen enchufados a la causa, prestos y dispuestos de mostrar su calidad cuando se les dé la oportunidad, algo que sólo redunda en positivo en pos de la competencia del grupo.