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El Sevilla tiene que ganar para no alejarse de sus rivales por Europa. Igualar la intensidad de un Málaga necesitado que siempre juega este encuentro como si de un derbi se tratara será indispensable.

Tras tres jornadas sin conocer la victoria y una derrota difícil de encajar, por cómo se produjo, ante el Levante, el Sevilla visita este sábado La Rosaleda con la obligación de ganar si no quiere alejarse de los puestos europeos. Los rivales de arriba no fallan, de modo que el equipo de Unai debe reafirmar su candidatura por la zona noble de la tabla en Málaga, donde como es habitual la visita del conjunto de Nervión se toma como el partido de máxima rivalidad de la temporada.

Esta circunstancia genera siempre un ambiente adverso que lejos de amedrentar debe motivar a un equipo que en esta campaña ha demostrado con creces su personalidad y carácter lejos del Sánchez Pizjuán.

El Málaga, por su parte, anda igual de necesitado. Ni ha ganado ni ha marcado en lo que va de 2014, si bien es cierto que se ha enfrentado a Atlético, Valencia y. Barça, además de al Levante. Con sólo dos puntos de margen con respecto al descenso, lo lógico es que los malagueños salten al terreno de juego a morder, sobre todo porque el partido contra el Sevilla es el que su afición marca siempre en el calendario al comienzo de cada campaña. Es en ese terreno, en el de la motivación y la intensidad, donde el Sevilla no puede patinar, como ha ocurrido en otras temporadas.

Igualando el ímpetu local el Sevilla tendrá mucho ganado, porque la calidad del equipo y su línea ascendente de juego debería decantar la balanza a su favor. Fundamental para ello será afinar la puntería en los metros finales y mantener la consistencia y sobriedad de las últimas comparecencias a domicilio. Todo lo que no sea eso daría serias opciones a un Málaga que pese a estar teniendo un rendimiento irregular ya demostró en la primera vuelta su potencial en el Sánchez Pizjuán.

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