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Ante el histórico Racing y aún con rotaciones, los de Emery deben desplegar toda la concentración y el compromiso necesarios en un torneo habituado a las sorpresas.

La vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Racing de Santander está encarrilada tras el 0-1 de la ida, con gol precisamente del ex racinguista Jairo. Pero, aunque suene a tópico del fútbol, quedan aún 90 minutos para certificar el pase a la siguiente ronda del bien llamado torneo del Ok. Muchos son los ejemplos de clubes de primera que caen de forma inesperada ante rivales de menor categoría y en teoría inferiores que, sin embargo, opusieron más intensidad e ilusión en el fragor competitivo. Sin ir más lejos, el hermano granadino, sucumbió este martes ante el Alcorcón, cuando el Granada tenía nada menos que una renta de 0-2 del encuentro de ida. Queda claro, sobran las confianzas.

El conjunto de Unai Emery, que acertadamente ha pedido respeto para el rival norteño y para la competición copera, debe afrontar el pleito de este miércoles con la seriedad que requiere el partido. Aún con las lógicas rotaciones, pensando en el inminente e importante broche liguero de 2013 del próximo sábado ante el Villarreal, el Sevilla tiene que enfrentar esta vuelta de la Copa con la concentración y el compromiso siempre necesarios para evitar cualquier contratiempo.

No sólo por encarar el choque ante los cántabros con la obligación de ir a por la victoria desde el inicio sino por la importancia que la entidad nervionense da a este torneo en la última década en la que firmó de manera brillante dos copas del Rey y una trayectoria más que reseñable. Atendiendo a estas premisas, el partido añade como aliciente la posible participación de algunos menos habituales, junto a jóvenes canteranos, los cuales están llamados a sumarse al ilusionante proyecto del actual Sevilla FC.

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