Espabiló el Sevilla en la segunda mitad para resarcir una mala primera. Salió al rescate, de nuevo, Ivan Rakitic, que permite que los de Manzano se traigan un punto del hostil Iberostar. No acerca mucho a Champions, pero fija en Europa League.

Apuntaba a «Nada, que no puede ser. Que cada vez que en los mandos del Sevilla salen diciendo que puede haber Champions, el equipo la pifia». Argumentos razonables hubiesen sido, viendo lo que se vio en la primera parte. En ella, los de Nervión no desplegaron juego más allá de tener el balón para ir a ninguna parte, y la que jugadores que acumulan partidos no demasiado buenos (Capel) se unían el «no es mi día» de otros que sí tiran (Medel).

Abrió el marcador el Mallorca. Aki culmina con el balón en la red una jugada de perfecta asociación entre el Chori Castro, Tejera y él. Muy tempranero para las expectativas sevillistas este 1-0.

Negredo empató en la jugada que pudo salvarse del primer tiempo. Claro el penalti, lo transforma a su manera: a ras, por la izquierda. Gol, en definitiva, que ponía las tablas en el Iberostar. Temporalmente, claro, porque el Mallorca volvía a adelantarse antes del descanso gracias a De Guzmán, que envía a la red un tiro lejano en el que el balón no fue ni olido por ningún defensa sevillista. Minutos antes de esa jugada, Romaric abandanó el campo para que entrase Rodri. Los minutos de antes y los de después le dieron la razón a Manzano.

El Sevilla volvió al campo peleón, con tres ocasiones claras en los primeros minutos con las que se estaba ganando el empate. Negredo se encargó de fallarlas, como hizo en toda esta segunda mitad.

Acudió Ivan Rakitic, que ya adquirió su título de «sevillista imprescindible». Atento en el rechace y perfecto en la definición, su gol tuvo que ver también con deméritos de Aouate, que despejó de aquella manera. 2-2.

Los minutos finales fueron de locos. Varas salvó una derrota en un mano a mano con De Guzmán. Negredo falló en el control de un balón que le había enviado perfectamente Rakitic, y que hubiera sido una gran ocasión. Rodri también erró en la ejecución final.

Empate en Mallorca, pues. Un punto que a sabe a poco por los sueños que se persiguen, pero que está bien para los objetivos reales. Un punto justo también, teniendo en cuenta las ocasiones de uno y otro y la primera parte del Sevilla.

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