En su primera visita a Lituania, el FK Zalgiris-Sevilla FC, vuelta de la Q3 de la UEFA Europa League, es un nuevo envite para terminar de hacer los deberes con buena nota, repitiendo victoria si cabe más holgada y sin encajar gol. Mejorar las buenas sensaciones de Tánger y sobre todo la pegada del equipo son objetivos para consolidar la senda y el prestigio continentales.

Segundo acto de la Q3 de la UEFA Europa League, FK Zalgiris-Sevilla FC. Partido que requiere a los de Pablo Machín buscar una victoria con solvencia, tras el exiguo 1-0 de la ida en el Sánchez-Pizjuán, con gol de lujo -de falta directa- de Éver Banega. El reto no puede ser otro que mantener el plan previsto, mejorar las prestaciones del equipo en todas sus líneas y afinar la puntería ante la portería rival, donde un providencial Bartkus -portero lituano- impidió una mayor renta goleadora en el duelo de ida en Nervión.

Al margen del juego desplegado, los nervionenses generaron suficientes ocasiones para aumentar el marcador, pero unas veces las buenas intervenciones del citado guardameta lituano y, otras, el poco acierto sevillista, dejaron el duelo en una victoria mínima. Sin embargo, en los cruces eliminatorios, tan importante es llevar a domicilio al menos un gol como no encajar en casa. El 1-0 es un resultado corto, aunque es casi un seguro de vida si se mantiene sellada la portería propia. Marcar de nuevo – y mejor pronto- es pues importante para ampliar una renta que sería más inalcanzable para los locales e incluso propiciaría huecos en la zaga rival, unos espacios por los que hacer más daño en rápidos contragolpes.

Tras la final de Tánger, en la que se pergeñó y se ejecutó con buena nota la nueva idea del esquema de Pablo Machín, el encuentro en el LFF Stadionas de Vilna debe servir para corroborar la adaptación paulatina del grupo al nuevo sistema y confirmar que la senda emprendida es la adecuada. Pero todo ello, desde la base de la máxima concentración e intensidad, sea cual sea el once ordenado por el técnico sevillista. La de este jueves en tierras bálticas es otra ‘final’, una cita trascendente para impulsar este año el camino europeo y hacerlo con todo el crédito que atesora en la UEFA Europa League el Sevilla FC.

Aunque el césped artificial del estadio local puede variar un tanto el bote del balón y su desplazamiento, el reto de los nervionenses debe ser la rapidez de ejecución y el control del juego, llevando la iniciativa y mostrando la teórica superioridad sobre el rival. El técnico soriano ya ha prevenido de un terreno de juego sintético y no de última generación, pero ya fue previsor y, estos días, la plantilla se ha ejercitado sobre un campo de césped artificial en la ciudad deportiva sevillista. En cualquier caso, en la mente de los jugadores debe primar el objetivo de pelear la victoria. No basta el empate, sino repetir triunfo por galones y determinación. Cultivar la osadía y el acierto es el desafío de este jueves en Lituania.

El Sevilla FC, con el corto margen de un 1-0 en el partido de ida, firmó dos eliminaciones y dos pases a la ronda siguiente. Las dos exclusiones se remontan, una, a 1970 en Turquía ante el Eskisehirsport por 3-1, con gol inicial de Baby Acosta y tres goles de Heper en sólo 10 minutos. Y otra en 1982 en Alemania ante el Kaiserslautern por un claro 4-0. Por en contrario, en la tercera cita con ventaja de 1-0 sí se clasificó, pero por un gol doble en campo ajeno (2-1). Fue en Atenas ante el Olympiakos, que igualó el tanteo, y en la prórroga con 2-0 llegó el recordado gol de Suker en el 110’ que daba el pase a los sevillistas en 1995. La cuarta vez en esta Liga Europa coincidió con el único triunfo fuera de casa, en Alemania, tras el 1-0 de la ida en 2015. Un resultado final de 2-3 para los nervionenses ante el Borussia de Mönchengladbach, con dos goles de Vitolo y uno de Bacca, ya con el brillante sello del Sevilla FC del actual siglo.

Hace de eso tres años, pero puede ser una buena referencia para el Sevilla de Pablo Machín. El equipo hispalense debe ir -como queda dicho- a ganar y hacer goles, no especular con el resultado de la ida porque el fútbol suele castigar a los que juegan a empatar y premia a los que afrontan el reto con casta, coraje y audacia. Una actitud a la altura del pentacampeón de la UEL. Así, en esta cita crucial, Europa espera la mejor versión del Sevilla FC.