francis-segura-30-8-17

Ayer estaba España entera en la sagrada hora de la comida -esas tres de la tarde, hora nona de la siesta y el telediario- y España entera vio cómo en Sevilla (y de Sevilla a Alcalá de Guadaíra), un par de cafres intentaba poner en jaque a la policía local tras robar un todoterreno con el que se pasearon diez kilómetros amenazando su propia seguridad, la de los agentes del orden así como la de cualquier conductor que hubiera osado a echarse a la autovía mientras ellos hacían de las suyas con lo ajeno.

No hizo falta que el televisor mostrara imágenes de la costa de Estados Unidos o de cualquier carretera americana en las que, a base de tiros y de persecuciones, se termina con la vida de los que se atreven a poner en peligro la de los demás. Aquí, al lado de mi casa -**ñ*- se formó lo más grande por ese par de locos. Hoy, cuando no había amanecido y ya estaba yo dándole vueltas a la última Rueda de agosto, conozco las hazañas de la «tironera del Pumarejo», con la cual estoy seguro que nadie ha querido demonizar a los que frecuentan dicho entorno, pero estaban esperando una noticia de este corte para volver a llamar la atención sobre lo que puede pasar si no se pone remedio.

Ya se nos va curando la carestía de noticias que hemos venido padeciendo todo el mes de agosto; sin embargo, aún esa rémora de la alarma que provoca este tipo de noticias nos va a acompañar unos días más. Se habrán alineado los astros o se habrá producido una extraña conjunción de sucesos, pero, a bote pronto, la ley del 4X4 parece querer imponerse. Un vehículo todoterreno el de la delincuencia común, que puede nublar la que se comete a altas escalas pero que sin duda no nos priva de la percepción de estar sometidos a ese gobierno del desorden, del que muchas veces nos aleja la pacífica convicción de que «esas cosas no ocurren en Sevilla».

Lo del tirón pase, aunque ya se ve cada vez menos…pero lo del todoterreno por la carretera me impactó. Esos dos locos de la vida sabemos que no estaban charlando acerca de GoT, Juego de Tronos, por si alguien me lee y no entendió la palabreja. Ellos no se habían dejado arrastrar por la gran cantidad de temas triviales que muchas veces nos inundan. Los del cuatro por cuatro y su colega la tironera se dejaron de liviandades y fueron a lo que más importa: al tener, al poseer, aunque sea a costa de hacer daño a otros o poner en peligro sus vidas.

Sin embargo, pudiendo tener un coche para pegarse paseos, pudiendo pegar un pellizco a una cartera que no es la tuya, ¿qué más da? Esa misma pregunta se harían ellos cuando cometieron los delitos susodichos. No parece que se lo pensaran dos veces, ni que les importara lo que sus acciones podían sembrar. La ley del 4X4 es la ley del más fuerte, del que tiene más reaños, del que no sabe de verdad ni de respeto. Y esto de hoy parece, más que una Rueda, un sermón (perdónenme). Pero muchas veces quemamos palabras y palabras en contra de corruptos de altos vuelos, y no nos damos cuenta de que no son mucho más distintos de estos criminales de plomo, como los soldaditos, de poca altura y mucho peso en proporción a lo que pueden abarcar.

Un coche es poca cosa, un bolso es poca cosa, pero a base de pequeñas cosas la ley del 4×4 se sigue imponiendo en España. Si tengo que coger 4, cojo 16 y multiplico mis posibilidades de tener y de guardar. Los del coche y la del bolso, en la A92 y en el Pumarejo, no se pusieron de acuerdo, pero algo en común tienen en lo que significa el daño a baja escala que, sumado factor a factor, provoca una hecatombe silenciosa y gris.

En fin, a la Rueda, por alivio, los que padecen todos estos ataques de los que profesan como credo la ley del 4X4, esperando que, no por poca cosa que se lleven o sustraigan, queden sus delitos sin juzgar. A la Rueda ustedes, los que los cometen, para que un día se den cuenta que, aunque el 4X4 no se convierta como mucho más que en 16 meses de cárcel, hay prisiones muy largas en la conciencia de cada uno.

Sevillano habilitado por nacimiento, ciudadano del mundo y hombre de pueblo de vocación. Licenciado en Historia del Arte que le pegó un pellizco a la gustosa masa de la antropología, y que acabó siendo...