No me confundan, no soy de esos aguafiestas que odian la navidad. Tan solo que cada uno la vive a su manera… ¡Qué pasa!, si pienso comer como un campeón, beber como un cosaco, consumir como un snob, repartir besos y abrazos como si fuera buena gente y . Lo que no me pienso es embriagar de ese sentimiento navideño… que sois unos mainstream… que mi discurso también 😛

Dicen que hay poco que celebrar, que esta es una crisis económica de diez años a la japonesa de la que no nos recuperaremos, donde los buenos emigran y los no tan buenos nos quedamos. Legislativamente, será el año en el que perdimos la oportunidad de tener la Ley de Transparencia que necesitábamos y ganamos una de Seguridad Ciudadana, una de Educación y otra del Aborto que no pedimos. Nadie gobierna por nosotros“¡y no tenemos remedio! con la que está cayendo y nos quedamos sentados en el sillón y nos quejamos por Facebook”–, reza el cliché de los, en realidad, perezosos.

Y es que esta crítica e inmovilista visión de nuestro papel como ciudadanas y ciudadanos parece estar respondiendo al modelo Kübler-Ross –negación (la crisis pasará) a la ira (¡a las calles!), negociación , depresión, y aceptación–. La superación está en algún tipo de post-pesimismo, ¡nos lo merecemos!, pues tenemos una ciudadanía que está arriesgando y consiguiendo éxitos: que se ha tomado la plaza y la red, se ha desobedecido para prevenir desahucios y atendido a inmigrantes en la seguridad social, se ha luchado por mejorar la democracia y la transparencia, denunciado a la casta política con su círculo de influencia y su financiarización, se ha entrado en los plenos municipales y se ha grabado lo que allí sucedía, se ha conseguido poner multas a los bancos por manipular el euribor, etcétera.

Los ciudadanos pueden incidir políticamente desde las calles y desde las redes, y para prácticamente cualquier preocupación pública existe un grupo de ciudadanos organizados dispuestos a incidir en las políticas públicas, y cerca de tí. Mi deseo navideño es que encuentres el tuyo y les ayudes a hacerlo posible.

Feliz Humanidad.
Y próspero hackeo cívico.

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