Seguro que te es familiar: un contacto en redes sociales te invita firmar una petición en una plataforma electrónica de recogida de firmas. Ocurre todos los días. Solo en Avaaz.org, una de las más populares que opera en 194 países, afirman haber iniciado 32 millones de acciones de incidencia offline y online entre sus más de 26 millones de usuarios en todo el mundo.

Una de sus campañas, por el reconocimiento de Palestina como nación, cuenta más de millón y medio de firmas y fue referida por el Embajador de Palestina ante las Naciones Unidas como evidencia del latir ciudadano, pero … ¿podemos cambiar el mundo a base de clicks? Que no nos obnubile la tecnología: lo más importante son los campaigners detrás de cada iniciativa y su compromiso con la causa antes, durante y después de la recogida de firmas. El clicktivismo (peyorativo sobre la recogida de firmas online) es una herramienta, ¡nada más!. Necesaria pero, a mi juicio, ni la única ni la mejor forma de actuar políticamente con la ayuda de las redes.

Sostengo una clasificación, algo naive, de los métodos de actuación que los movimientos sociales emplean para conseguir la incidencia en la política: desobediencia, denuncia o reforma. Desobedeciendo se hace pública la oposición ciudadana a una determinada situación o reglamento que se entiende en contra el interés general. Los movimientos que emplean la denuncia instan a las autoridades a actuar contra un determinado problema. La reforma apuesta por utilizar los actuales instrumentos de participación para proponer soluciones vía cambio legislativo. Al combinar espacios presenciales con digitales aumenta la participación, resulta más sencillo tejer una red nacional de apoyo y se “reconcilia participación y vida privada” –el participante puede elegir dónde y cuándo participar–. Sea cual sea el método, Internet y las redes están siendo empleadas por los movimientos sociales.

Desde Yo SI Sanidad Universal, se denuncia que el Real Decreto Ley 16/2012, de 20 de abril, sobre medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, supone el abandono del modelo de la sanidad pública universal, limitando el número de personas que pueden optar a tener tarjeta sanitaria y obligando al pago de ciertos servicios. Están consiguiendo formar una red de ciudadanos y profesionales sanitarios dispuestos desobedecer el decreto. ¿Cómo? Con profesionales objetores que ofrecen asistencia sanitaria incluso a quien no tenga tarjeta o financiación y con ciudadanos en posesión de tarjetas dispuestos a formar grupos que acompañen a los afectados cuando estos acuden a los centros sanitarios. Desde su web difunden sus métodos de desobediencia y animan a la generación de nuevos grupos de acompañamiento ofreciendo todo tipo de materiales y estrategias para que estos gocen de autonomía. La incidencia ya la están consiguiendo desde el mismo momento en el que un afectado recibe atención. De extenderse este tipo de prácticas, quedará patente la inaplicabilidad del decreto ante las autoridades.

En 2011 nació un singular movimiento de denuncia en Sevilla, en colaboración con activistas en toda Europa: #opEuribor. El Euribor marca el tipo de interés para el préstamo interbancario, y se calcula a partir de los tipos de interés diarios que fijan un total de 50 entidades para prestarse dinero entre sí. Las investigaciones publicadas por #opEuribor están aportando pruebas muy relevantes de que se están dando prácticas cartelarias entre estas entidades para manipular el cálculo del Euribor. El equipo de #opEuribor han hecho llegar sus conclusiones ante las autoridades regulatorias competentes como la Fiscalía General del Estado, el Banco de España o la Agencia Bancaria Europea, y gracias al uso de las redes están viralizando el mensaje y atrayendo a profesionales técnicos y especialistas a la investigación. A mediados de septiembre la Comisión Europea inició una propuesta legislativa para regular el cálculo del Euribor pues habían encontrado, efectivamente, evidencias de manipulación. #opEuribor ve una causalidad directa entre esta decisión de Bruselas y su denuncia. Aunque la Comisión no se ha pronunciado al respecto, a mi me gusta pensar que es cierto.

Expondré un último caso, el del Foro +Democracia, liderado por un grupo de expertos en el ámbito de la política y la Administración Pública. Sería este un caso de movimiento por la reforma. La primera acción de este grupo ha sido lanzar una recogida de aportaciones en un foro de deliberación en Internet para modificar la Ley de Partidos. Recientemente publicaron la propuesta y han comenzado una campaña entre agrupaciones políticas e instituciones públicas para darla a conocer y promover la apertura de un proceso legislativo donde pueda tener cabida. Se han abierto una petición en Change.org para recibir apoyo ciudadano.

Las reglas de juego del activismo político no han cambiado con la tecnología, en todo caso los movimientos se han empoderado mediante el uso táctico y estratégico de las herramientas digitales para la organización, comunicación y acción colectiva. A pesar de ello, lo más importante seguirá siendo siendo lo de siempre: el compromiso y capacidades de las personas tras cada causa.

www.SevillaActualidad.com