Hay personas que creen que todo lo que ocurre a su alrededor nada tiene que ver con ellas; miran su vida a través de una televisión, como si se tratase de una película dirigida por no se sabe muy bien quién y ellos fueran meros espectadores.

Nunca saben decirnos exactamente por qué les ha dejado su pareja, ni quieren preguntarse a qué quieren dedicarse realmente en la vida porque “total, es imposible, con esta crisis…”.

Otras, en cambio, pasean por la calle como auténticos protagonistas de su propio videoclip. Hablo de ese género de “creyentes” que siguen a rajatabla los básicos de la autoayuda: “todo es una cuestión de actitud”.

Os propongo que esta vez hagamos una tregua y aceptemos durante unos minutos la famosa ecuación: “yo soy yo y mis circunstancias”.

En realidad, todos fluctuamos en mayor o menor medida entre las personas espectadoras y las creyentes, y, en general, nuestra posición depende de con qué ánimo nos saluden las circunstancias y con qué pie nos levantemos nosotros a darles dos besos.

Ya llevamos tiempo dándole vueltas a la circunstancia económica con la que tenemos que lidiar. Esos grandes gigantes que reinan en nuestra sociedad, las empresas, son también sujetos que han de convivir con la misma circunstancia. Resulta que, en su particular ecuación, las reinas se han dado cuenta de que las obreras son las únicas capaces de salvar la colmena.

En este momento, las organizaciones consideran que los mayores agentes de creación de valor con los que cuentan son las personas, dado que son las que marcan la diferencia entre ellas y sus competidoras (es decir, la abeja obrera es la nueva gran “ventaja competitiva”). Esta realidad se refleja en el lenguaje que actualmente se emplea en la colmena: ahora no buscan abejas que cuenten con determinadas habilidades, ahora se buscan “competencias”. Curiosa, cuanto menos, la raíz de esta palabra.

Por otro lado, los profesionales encargados de gestionar a las personas en una organización eran los que conformaban el departamento de personal. Hace tiempo que ese término evolucionó al de “recursos humanos” y, en este momento, comienza a manejarse el término de “gestión del talento”. TALENTO. No cabe duda de que el trato de las reinas a la mano de obra, derivado de la circunstancia que nos compete, se ha tornado mucho más amable.

Sí, la circunstancia está llena de contras. Sí, hay algún que otro pro: tu psique vale, amigo, ahora más que nunca. Y sí, tenemos el 50%, como mínimo, de margen de vuelo en la colmena.

En esta sección, cada quince días, exploraremos las claves exactas para dar rienda suelta a nuestras alas. Analizaremos el poder que tiene nuestra mente y cómo agarrar el timón de la misma para que, en lugar de ponernos trampas, nos ayude a llegar a donde queramos. Además, no perderemos de vista la colmena, el 50% circunstancial también forma parte de la tregua.