Con la llegada del otoño, los locales del centro reabren sus puertas tras el cierre estival, con lo que vuelve la animación y la “marcha” al centro de Utrera, pero también los problemas.

Durante el verano, la zona de ocio nocturno de Utrera se traslada a las afueras, donde se sitúan la mayoría de terrazas de verano y la zona de Las Carpas, recinto habilitado para hacer ‘botellón’ y que suele tener presencia policial, al menos, los sábados.

De este modo, todas las molestias que pueden provocar jóvenes y no tan jóvenes con ganas de divertirse quedan apartadas de las zonas residenciales del pueblo, mientras que el posible descontrol fruto de estados etílicos es controlado por la presencia de fuerzas del orden.  

Pero con el fin del verano todo esto cambia. Los bares y discotecas del centro reabren sus puertas tras el parón estival, y con ellos la zona de ocio nocturno se traslada a las calles más céntricas del pueblo. Esto, en principio, no debería de revestir problema alguno, ya que los locales del centro están insonorizados y controlan perfectamente lo que pasa en su interior. Sin embargo, de puertas para afuera la historia es diferente.

Según afirman los vecinos, desde que los locales del centro reabren sus puertas, cada fin de semana se producen situaciones desagradables en la misma puerta de sus casas. Esto no es algo nuevo, ya que cada año los vecinos sufren este tipo de molestias con la llegada del otoño y hasta que comienza de nuevo el verano, pero, según afirman los propios vecinos, este año los incidentes se han agravado.

Al habitual griterío y las eventuales peleas se les han unido en estos dos últimos fines de semana actos que los vecinos no dudan en calificar como “vandálicos”: golpeo violento de las puertas de los domicilios, rotura de espejos retrovisores, ataques al mobiliario público, orinar sin el más mínimo pudor en mitad de la calle y hasta consumo de drogas a la vista de todo el mundo.

Ante estos hechos, los vecinos recurren a la ayuda de la policía, pero esta solo tiene un efecto temporal, y una vez abandonan el lugar de los incidentes, estos vuelven a producirse.

Por estos motivos, los vecinos exigen que se les den soluciones de una vez y afirman estar “hartos de que todos los años se repitan incidentes de esta naturaleza y que el Ayuntamiento no sea capaz de ponerle una solución definitiva a los mismos”.

Así mismo creen que se debería de reforzar la presencia policial en las calles del centro para combatir estos actos de vandalismo y que se deberían de habilitar zonas para el “botellón” más cercanas al casco histórico de la localidad.

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