COBRE INCAUTADO 1

El grupo organizado estaba formado por personas en su mayoría de nacionalidad rumana, que salían a diario en dos vehículos a robar el cable y lo vendían rápidamente en chatarrerías. 

Guardias civiles pertenecientes a la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Sevilla han desarticulado una organización criminal, detenido a 10 personas e investigado a otras cuatro, como presuntos autores de numerosos delitos de Robo con Fuerza en Las Cosas (cable de cobre). Asimismo se han localizado dos chatarrerías que recepcionaban el material robado, una ubicada en Murcia y otra, que carecía de licencia, en Torreblanca (Sevilla). Se han esclarecido numerosos hechos delictivos y se han incautado tres vehículos usados para el traslado del material sustraído.

Desde principios de año la Guardia Civil está investigando una serie de robos con fuerza producidos en el interior de instalaciones fotovoltaicas y estaciones de bombeo en la provincia de sevilla y provincias limítrofes provocando con esto cuantiosos daños y el consiguiente perjuicio económico a los dueños de las instalaciones. Se desarrolla la llamada Operación SOLATEC

Los agentes detectaron la implicación en los delitos investigados de un grupo de personas de nacionalidad rumana, residentes en determinado barrio de San Juan de Aznalfarache.

En una primera fase de la operación, el mes de mayo pasado, se consigue detener a tres personas, dos de ellas menores, que fueron interceptadas cuando viajaban en una furgoneta en la que llevaban además de herramientas diversas, unos 300 metros de cable que se comprobó procedía de una instalación fotovolcaica de Lepe (Huelva).

En una segunda fase, puesto que continuaban este tipo de robos, la Guardia Civil confirmó la existencia de una organización criminal localizada en un barrio de San Juan de Aznalfarache, cuyos miembros salían prácticamente a diario a materializar los robos, se desplazaban en dos vehículos tipo furgoneta, ocupados cada uno por 4 o 5 personas, y salían en convoy hacia lugares donde pudiesen sustraer el cable objeto de los robos. La Guardia Civil comprobó que establecían un punto de reunión, en un núcleo urbano cercano, en el que estacionaban el vehículo destinado a cargar. El otro vehículo lo usaban para recorrer los caminos rurales y acceder a las instalaciones. Una vez detectado su objetivo, robaban el cable y lo ocultaban, escondiéndose hasta comprobar si sonaban las alarmas y acudía personal der seguridad. Pasado un tiempo regresaban para llevarse el cable, que normalmente vendían a primera hora del día siguiente.